Por Eduardo Galeano
1957
El Uvero
…
Juan Almeida dice que tiene adentro una
alegría que todo el tiempo le hace cosquillas y lo obliga a reír y a saltar,
muy porfiada alegría si se tiene en cuenta que Almeida nació pobre y negro en
esta isla de playas privadas cerradas a los pobres por pobres y a los negros
porque tiñen el agua, y que para más maldición decidió hacerse peón de albañil
y poeta, y que por si fueran pocas las complicaciones echó a rodar la vida en
este juego de dados de la revolución cubana y fue conquistador del Moncada y
fue condenado a prisión y a destierro y fue navegante del Granma antes de ser el guerrillero
que está siendo y que acaba de recibir dos balazos, no mortales pero jodidos,
uno en la pierna izquierda y otro en el hombro, durante el combate de tres
horas contra el cuartel del Uvero, a orillas de la mar.
Fuente: Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO,
Siglo Veintiuno, Madrid.
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