27/10/23

Pol Pot contra los budistas

Por Agustín Pániker

Entre 1864 y 1953, [Camboya] … fue una colonia francesa, hasta que el rey Sihanouk negoció la independencia. Sihanouk halló en el budismo una vía media entre el comunismo vietnamita y el capitalismo tailandés, pero fue depuesto en 1970 por un golpe militar auspiciado por los Estados Unidos. En 1975 entraron en escena los "jemeres rojos" de Pol Pot. Camboya pasó por una fase nefasta de su historia. Los "jemeres rojos" consideraron que el budismo era extranjero, parasitario y antipatriota, de modo que llevaron a cabo una de las más terroríficas persecuciones que el budismo –o cualquier religión– haya conocido. Unos 60.000 monjes fueron eliminados y muchos miles forzados a exiliarse o llevados a "campos de reeducación". Los templos y monasterios fueron destruidos. Irónicamente, la intervención vietnamita (enemigos tradicionales de los jemeres) supuso un cierto alivio para el Samgha camboyano. Con la salida de los vietnamitas, el gobierno decretó a principios de los 1990s que el budismo sería de nuevo la religión del Estado y volvió a nombrar un sangha-raja (llamado sangh-rash en Camboya). Los monasterios fueron reparados y la estructura monástica reconstruida. Destaca el papel del carismático monje Maha Ghosananda, un sangh-rash clave en la transición posterior al régimen de Pol Pot.

Fuente: Pániker, A. (2018), Las tres joyas, Kairós, Barcelona.

20/10/23

La deuda ajena

Por Eduardo Galeano

Mayo

14

En el día de hoy de 1948, nació el estado de Israel.

Pocos meses después, ya había más de ochocientos mil palestinos expulsados, y más de quinientas aldeas demolidas.

Esas aldeas, donde crecían los olivos, las higueras, los almendros y los árboles frutales, yacen sepultadas bajo las autopistas, los centros comerciales y los parques de diversiones. Son muertas sin nombre. El Comité de Nombres de las nuevas autoridades ha rebautizado el mapa.

Ya poca Palestina queda. La implacable devoración del mapa invoca títulos de propiedad, generosamente otorgados por la Biblia, y se justifica por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió.

La cacería de judíos fue, siempre, una costumbre europea; pero los palestinos pagan esa deuda ajena.

Fuente: Galeano, E. (2012), Los hijos de los días, Siglo Veintiuno, Buenos Aires.

13/10/23

El fundamentalismo islámico

Por Noam Chomsky

Una de las razones por las que Hezbolá se ha hecho tan poderosa es que el gobierno libanés no hizo prácticamente nada por los chiitas más pobres del sur de Beirut y el sur de Líbano. El prestigio de esta organización proviene no sólo de acaudillar la guerrilla que expulsó a Israel de Líbano en 2000, sino de proporcionar servicios sociales: salud, escolarización, ayuda económica, etc. Para muchos libaneses, Hezbolá es el gobierno. Como pasa con otros movimientos fundamentalistas islámicos, ésa es la razón de su enorme éxito popular. No es deseable tener agentes no estatales dentro del estado, y mucho menos militarizados, pero seguirá ocurriendo mientras no se solucionen los problemas fundamentales. Es casi inevitable. De hecho, Estados Unidos e Israel contribuyeron considerablemente al surgimiento del fundamentalismo extremista islámico al destruir el nacionalismo secular. Si eliminas el nacionalismo secular, la gente no va a decir: «Vale, córtame el cuello». Recurrirán a algo. Y ese algo es el fanatismo religioso extremista.

Más aún, a veces se han promovido estos movimientos deliberadamente. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el principal impulsor mundial del fundamentalismo islámico extremista. El aliado más antiguo y apreciado de Estados Unidos en el mundo árabe es Arabia Saudí. Comparado con ella, Irán es un paraíso democrático. La amenaza para la tiranía extremista religiosa de Arabia Saudí era el nacionalismo secular, encarnado principalmente por Gamal Abdel Nasser, que se convirtió en enemigo de Estados Unidos porque suponía una amenaza para la base estadounidense del fundamentalismo religiosa extremista, Arabia Saudí, el país que controla el petróleo, la razón de fondo. En 1967, Israel prestó un gran servicio a Estados Unidos, Araba Saudí y las petrolíferas eliminando el nacionalismo árabe secular, que amenazaba con emplear los recursos de la zona para cubrir las necesidades de la población. Intolerable. Son «nuestros» recursos, como dijo George Kennan hace mucho tiempo, y tenemos que «protegerlos».

No es la primera vez que ocurre. Israel creó Hamás cuando destruyó la Organización para la Liberación de Palestina, partidaria de negociar y llegar a un acuerdo. Dado que eso era lo último que Israel y Estados Unidos deseaban, la destruyeron. ¿Qué ocurrió entonces? La población no se desintegró. Se refugió en otra cosa, a saber, en el fundamentalismo religioso.

Fuente: Chomsky, N. (2007), Lo que decimos, se hace, Península, Barcelona.

6/10/23

Los talibanes contra las mujeres

Por Amnistía Internacional

[En 2022 en Afganistán] los talibanes cerraron el Ministerio de Asuntos de la Mujer y lo sustituyeron por el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, que emitía decretos restrictivos y abusivos sobre los derechos de las mujeres y las niñas. Cuando las mujeres protestaban contra estas restricciones, se les respondía con detenciones ilegítimas y violencia.

Las niñas siguieron teniendo vetada la educación secundaria y, a partir de diciembre, también la superior. Antes de eso, las mujeres que asistían a la universidad tenían que acudir a aulas separadas por sexos y con el cuerpo cubierto de la cabeza a los pies, entre otras restricciones. Las mujeres tenían dificultades para matricularse tanto en los cursos como en el examen nacional de acceso a la universidad y, en algunos casos, se les impedía entrar en los edificios universitarios, con lo que la educación superior quedaba casi fuera de su alcance. Además, se les prohibía estudiar determinadas materias. Al concluir el año, sólo se permitía a las mujeres y las niñas asistir a escuelas primarias.

Se fue impidiendo cada vez más a mujeres y niñas el libre acceso a otros espacios públicos a través de una serie de medidas. Los talibanes impusieron un código indumentario, obligaron a las mujeres a llevar un acompañante (mahram) para aparecer en público y prohibieron a mujeres y niñas ir a parques públicos. En agosto, los medios de comunicación informaron de que se había negado el derecho a salir de Afganistán a 60 estudiantes universitarias por no tener mahram. Estas normas se aplicaban de manera arbitraria y al azar, por lo que muchas mujeres decidían no viajar solas.

Los talibanes comunicaron que si una mujer o niña infringía las restricciones impuestas se responsabilizaría de ello a sus familiares varones. En consecuencia, las familias restringieron los derechos de sus miembros femeninos por temor a las represalias de las autoridades talibanas. Los talibanes reprimieron con dureza a las mujeres que protestaban contra estas restricciones en público o en las redes sociales, propinándoles palizas, arrestándolas, deteniéndolas ilegítimamente o arrestando a familiares suyos, principalmente. Algunas de las mujeres arrestadas, incluidas las que huían de abusos, fueron acusadas del impreciso y ambiguo “delito” de “corrupción moral”. Sin embargo, tras la toma del poder por los talibanes, la aplicabilidad de la legislación anterior era, en general, dudosa, ya que éstos imponían públicamente su interpretación estricta y restrictiva de la sharia (ley islámica) en el país. Aunque siguió habiendo protestas a lo largo de todo el año, éstas encontraron cada vez mayor oposición de la policía talibana, que bloqueaba su recorrido y detenía a periodistas que intentaban informar al respecto.

El desmantelamiento de anteriores estructuras del gobierno, como el Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, y la transformación del sistema judicial en aplicación de la sharia, basada en preceptos religiosos, redujo las salvaguardas con las que contaban antes las mujeres y las niñas. En consecuencia, aumentaron las noticias sobre violencia de género intrafamiliar y matrimonios forzados. No había ningún mecanismo fiable al que pudieran recurrir las mujeres víctimas de ese tipo de violencia. Los tribunales y las fiscalías que antes se encargaban de investigar y juzgar los casos de violencia de género permanecían cerrados, y tanto las autoridades talibanas como los mecanismos comunitarios de resolución de disputas castigaban a las mujeres por denunciar la violencia de género intrafamiliar.

Además, a partir del mes de diciembre, los talibanes prohibieron a las mujeres y las niñas trabajar con ONG. Éstas y otras restricciones impuestas por los talibanes sobre el derecho de las mujeres a trabajar fuera de casa afectaron profundamente a la capacidad de éstas para ganarse la vida –sobre todo cuando sus ingresos eran los únicos de toda la unidad familiar– en un momento de cada vez mayor inseguridad alimentaria en el país.

Fuente: Amnistía Internacional (2023), Informe 2022/23, EDAI, Madrid.