13/10/23

El fundamentalismo islámico

Por Noam Chomsky

Una de las razones por las que Hezbolá se ha hecho tan poderosa es que el gobierno libanés no hizo prácticamente nada por los chiitas más pobres del sur de Beirut y el sur de Líbano. El prestigio de esta organización proviene no sólo de acaudillar la guerrilla que expulsó a Israel de Líbano en 2000, sino de proporcionar servicios sociales: salud, escolarización, ayuda económica, etc. Para muchos libaneses, Hezbolá es el gobierno. Como pasa con otros movimientos fundamentalistas islámicos, ésa es la razón de su enorme éxito popular. No es deseable tener agentes no estatales dentro del estado, y mucho menos militarizados, pero seguirá ocurriendo mientras no se solucionen los problemas fundamentales. Es casi inevitable. De hecho, Estados Unidos e Israel contribuyeron considerablemente al surgimiento del fundamentalismo extremista islámico al destruir el nacionalismo secular. Si eliminas el nacionalismo secular, la gente no va a decir: «Vale, córtame el cuello». Recurrirán a algo. Y ese algo es el fanatismo religioso extremista.

Más aún, a veces se han promovido estos movimientos deliberadamente. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el principal impulsor mundial del fundamentalismo islámico extremista. El aliado más antiguo y apreciado de Estados Unidos en el mundo árabe es Arabia Saudí. Comparado con ella, Irán es un paraíso democrático. La amenaza para la tiranía extremista religiosa de Arabia Saudí era el nacionalismo secular, encarnado principalmente por Gamal Abdel Nasser, que se convirtió en enemigo de Estados Unidos porque suponía una amenaza para la base estadounidense del fundamentalismo religiosa extremista, Arabia Saudí, el país que controla el petróleo, la razón de fondo. En 1967, Israel prestó un gran servicio a Estados Unidos, Araba Saudí y las petrolíferas eliminando el nacionalismo árabe secular, que amenazaba con emplear los recursos de la zona para cubrir las necesidades de la población. Intolerable. Son «nuestros» recursos, como dijo George Kennan hace mucho tiempo, y tenemos que «protegerlos».

No es la primera vez que ocurre. Israel creó Hamás cuando destruyó la Organización para la Liberación de Palestina, partidaria de negociar y llegar a un acuerdo. Dado que eso era lo último que Israel y Estados Unidos deseaban, la destruyeron. ¿Qué ocurrió entonces? La población no se desintegró. Se refugió en otra cosa, a saber, en el fundamentalismo religioso.

Fuente: Chomsky, N. (2007), Lo que decimos, se hace, Península, Barcelona.

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