30/6/22

Peregrinando en el saṃsāra

Por Agustín Pániker

Nosotros, que hemos tenido la inmensa suerte de haber traspasado la horrorosa vida de los infinitos nigodas... que hemos sido millones de veces alguno de los miles de millones de ekendriyas... que hemos pasado tropecientas vidas en una colonia de incontables jīvas de una planta bulbosa... que hemos renacido como un violento carnívoro cuya forma de subsistencia acarreó inevitablemente renacimientos infernales... nosotros que hemos pasado eones en los infiernos... una vez alcanzado el renacimiento adecuado para poner fin a la pesadilla de la eternidad, ¿vamos a ser tan estúpidos de no saber aprovecharlo?, ¿vamos a desperdiciar esta posibilidad prácticamente única? Y aún más; nosotros, que como humanos hemos tenido la suerte de vivir en un tiempo en que el jainismo todavía existe sobre la Tierra, ¿vamos a vivir una vida sin meta que puede devolvernos de un plumazo a cualquiera de las bajas existencias?, ¿vamos a seguir violentando a los seres vivos a sabiendas de que todo en el universo posee un grado de conciencia?, ¿vamos a seguir peregrinando en el saṃsāra sin meta ni fin?

Fuente: Pániker, A. (2000), El jainismo, Kairós, Barcelona.

23/6/22

Andresito Guacurarí

Por Eduardo Galeano

José Artigas, autor de la primera reforma agraria en las Américas, se negó a aceptar que la independencia fuera una emboscada contra los hijos más pobres de estas tierras. Y escandalizó a la sociedad colonial cuando nombró gobernador y comandante al indio Andresito Guacurarí.

Antes de ser vencido por dos imperios esclavistas y tres puertos traidores, Artigas recibió la noticia de la muerte de Andresito, que había caído peleando.

Nada nunca le dolió tanto. Andresito, su hijo elegido, era el más valiente y el más silencioso de sus soldados. Indio callado, hablaba por sus actos.

Fuente: Galeano, E. (2016), El cazador de historias, Siglo XXI, Ciudad de México.

16/6/22

¿Dónde están?

Por Carl Sagan

Si pensamos en los fundadores de Estados Unidos –Jefferson, Washington, Samuel y John Adams, Madison y Monroe, Benjamin Franklin, Tom Paine y muchos otros–, nos encontramos con una lista de al menos diez y puede que incluso docenas de grandes líderes políticos. Eran cultos. Siendo productos de la Ilustración europea, eran estudiosos de la historia. Conocían la falibilidad, debilidad y corrupción humanas. Hablaban el inglés con fluidez. Escribían sus propios discursos. Eran realistas y prácticos y, al mismo tiempo, estaban motivados por altos principios. No tenían que comprobar las encuestas para saber qué pensar aquella semana. Sabían qué pensar. Se sentían cómodos pensando a largo plazo, planificando incluso más allá de la siguiente elección. Eran autosuficientes, no necesitaban una carrera de políticos ni formar grupos de presión para ganarse la vida. Eran capaces de sacar lo mejor que había en nosotros. Les interesaba la ciencia y, al menos dos de ellos, la dominaban. Intentaron trazar un camino para Estados Unidos hasta un futuro lejano, no tanto estableciendo leyes como fijando los límites del tipo de leyes que se podían aprobar.

La Constitución y su Declaración de Derechos han resultado francamente buenas y, a pesar de la debilidad humana, han constituido una máquina capaz, casi siempre, de corregir su propia trayectoria.

En aquella época había sólo dos millones y medio de ciudadanos de Estados Unidos. Hoy somos unas cien veces más. Es decir, si entonces había diez personas del calibre de Thomas Jefferson, ahora debería haber 10 x 100 = 1 000 Thomas Jefferson.

¿Dónde están?

Fuente: Sagan, C. (1995), El mundo y sus demonios, Planeta, Bogotá.

9/6/22

Los herederos del liberalismo clásico

Por Noam Chomsky

Para los libertarios del siglo XVIII, los principales enemigos de la libertad eran el sistema feudal, la esclavitud y dos poderosas instituciones: la Iglesia y el Estado. Concebían un orden social en el cual los individuos (más exactamente, los hombres blancos con propiedades) serían más o menos iguales y libres, una vez que esas barreras hacia la libertad hubiesen sido eliminadas. No podían prever la centralización del poder efectivo en el sistema industrial y financiero del capitalismo corporativo. Para aplicar sus ideales libertarios al mundo moderno, hay que ir más allá de la preocupación por el papel coercitivo de la Iglesia y del Estado. Los verdaderos herederos del liberalismo clásico, en mi opinión, son los socialistas libertarios y los anarquistas, quienes se oponen a las estructuras jerárquicas y a las instituciones autoritarias en un ámbito mucho más amplio.

Fuente: Chomsky, N. (1988), Sobre el poder y la ideología, A. Machado Libros, Madrid.

2/6/22

Cuántas veces

Por Eduardo Galeano

¿Cuántas veces he sido un dictador? ¿Cuántas veces un inquisidor, un censor, un carcelero? ¿Cuántas veces he prohibido, a quienes más quería, la libertad y la palabra? ¿De cuántas personas me he sentido dueño? ¿A cuántas he condenado porque cometieron el delito de no ser yo? ¿No es la propiedad privada de las personas más repugnante que la propiedad de las cosas? ¿A cuánta gente usé, yo que me creía tan al margen de la sociedad de consumo? ¿No he deseado o celebrado, secretamente, la derrota de otros, yo que en voz alta me cagaba en el valor del éxito? ¿Quién no reproduce, dentro de sí, al mundo que lo genera? ¿Quién está a salvo de confundir a su hermano con un rival y a la mujer que ama con la propia sombra?

Fuente: Galeano, E. (1978), Días y noches de amor y de guerra, Alianza Editorial, Madrid.