26/8/21

La clase media

Por Pedro Juan Gutiérrez

Luisa me contaba sus historias porno con sus maridos anteriores, y yo las mías. Las susurrábamos al oído del otro, con lujo de detalles, y teníamos orgasmos y seguíamos y seguíamos. Un sicólogo hubiera trabajado bastante sólo con escucharnos mientras hacíamos el amor y Luisa apretándome con sus talones por mis nalgas y levantando bien las rodillas para que entrara toda dentro de ella. «¡Hasta el coyote, así, que me duela!», me repetía una y otra vez. Todo un banquete para un sicólogo. En definitiva, los sicólogos siempre son de la clase media. Pero la clase media nunca se entera de nada. Por eso siempre está aterrada y quiere saber qué está bien y qué está mal y cómo se puede corregir esto y lo otro. Todo les parece anormal. Debe ser terrible pertenecer a la clase media y querer enjuiciarlo todo, así, desde afuera, sin mojarse el culo.

Fuente: Gutiérrez, P. J. (1998), Trilogía sucia de La Habana, Anagrama, Barcelona.

19/8/21

El derecho a abortar es más importante que el derecho a votar

Por Jesús Mosterín

Los dramones y folletines del pasado están llenos de historias lacrimosas de mujeres cuyas vidas quedaban destrozadas por un embarazo inoportuno. Por desgracia, los casos de la vida real no eran menos trágicos que los ficticios. Situaciones de este tipo se han acabado en casi todos los países civilizados.

Toda precaución puede fallar. El cómputo de Ogino puede fallar, los anticonceptivos pueden fallar, uno puede equivocarse de fecha o tener un lapsus de memoria. A veces el embarazo imprevisto será una sorpresa agradable e incluso maravillosa, o al menos soportable. Pero habrá circunstancias en que representará partir por la mitad la vida de una mujer, o arruinar su carrera profesional, o lo que sea. Solo a la mujer interesada le es dado juzgar esas circunstancias, y no a la caterva arrogante de políticos, prelados, jueces, médicos y burócratas empeñados en decidir por ella. El aborto es un trauma. Ninguna mujer lo practicaría por gusto o a la ligera. Pero la procreación y la maternidad son algo demasiado importante como para dejarlo al albur de un error o un descuido o una violación. El aborto, como el divorcio o los bomberos, se inventó para cuando las cosas fallan.

La única razón para prohibir el aborto es el tabú impuesto por el fundamentalismo religioso. Ninguna otra razón moral, filosófica ni política avala tal precepto. Donde la Iglesia católica (o el fundamentalismo islámico, o el evangélico) no es prepotente y dominante, el aborto está permitido.

El sofisma básico consiste en decir que abortar es matar a un humán, cometer un homicidio, y, puesto que todas las personas civilizadas estamos contra el asesinato, tenemos que estar también contra el derecho al aborto, que sería un derecho al homicidio. El aborto está permitido y liberalizado en Estados Unidos y en Rusia, en Francia y en Holanda, en Gran Bretaña y en Italia, en China y en la India, en Austria y en Japón, en Suecia y Singapur, y en tantos otros países, en todos los cuales el homicidio está terminantemente prohibido y gravemente penado. ¿Será verdad que todos ellos caen en la flagrante contradicción de prohibir y permitir al mismo tiempo el homicidio, como pretenden los agitadores religiosos, o será más bien que el aborto no tiene nada que ver con el homicidio, como es obvio?

Una bellota no es un roble. Los cerdos de Jabugo se alimentan de bellotas, no de robles. Y un cajón de bellotas no constituye un robledo. Un roble es un árbol, mientras que una bellota no es un árbol, sino solo una semilla. Por eso la prohibición de talar los robles de un determinado bosque no implica la prohibición de recoger sus bellotas. Sin embargo, es obvio que hay una íntima relación entre el roble y la bellota. El roble actual se originó a partir de una cierta bellota, del mismo modo que esa bellota se formó a partir de un cierto zigoto (óvulo fecundado por un grano de polen en el interior de una flor de otro roble). Entre el zigoto, la bellota y el roble hay una continuidad genealógica celular: la bellota y el roble se han formado mediante sucesivas divisiones celulares (por mitosis) a partir del mismo zigoto. Ese linaje celular es un organismo. Ese zigoto, esa bellota y ese roble constituyen distintas etapas de un mismo organismo. Una bellota no es un roble, pero es una etapa inicial de un organismo que (en circunstancias favorables) podría alcanzar otra etapa distinta en la que sí sería un roble. Es lo que Aristóteles expresaba diciendo que la bellota no es un roble de verdad, un roble en acto, pero que encierra en sí la potencialidad de llegar a convertirse en un roble y es, por lo tanto, un roble en potencia.

Una oruga no es una mariposa. Una oruga se arrastra por el suelo, come hojas, carece de alas, no se parece nada a una mariposa ni tiene las propiedades típicas de estas. Incluso hay a quien le encantan las mariposas, pero le dan asco las orugas. Sin embargo, una oruga es una mariposa en potencia. Huevo, oruga, pupa y mariposa son estadios distintos del mismo organismo, etapas sucesivas y diferentes de un mismo linaje celular.

Cuando el espermatozoide de un hombre penetra en el óvulo maduro de una mujer y los núcleos haploides de ambos gametos se funden para formar un nuevo núcleo diploide, se forma un zigoto que (en circunstancias favorables) puede convertirse en el inicio de un linaje celular humano, de un organismo que en sus diversas etapas puede ser mórula, blástula, embrión, feto y, finalmente, un humán en acto, hombre o mujer. Aunque estadios de un mismo organismo, un zigoto no es una blástula, y un embrión no es un humán. Un embrión es un conglomerado celular del tamaño y peso de un renacuajo o una bellota, que vive en un medio líquido y es incapaz por sí mismo de ingerir alimentos, respirar o excretar (no digamos ya de sentir o pensar), por lo que solo pervive como parásito interno de su madre, a través de cuyo sistema sanguíneo come, respira y excreta. Desde luego este parásito encierra la portentosa potencialidad de desarrollarse durante meses hasta convertirse en un hombre o mujer. Es un milagro maravilloso y la mujer en cuyo seno se produzca este milagro puede sentirse realizada, orgullosa y satisfecha. Pero, en definitiva, es a ella a quien corresponde decidir si es el momento oportuno para realizar milagros en su vientre.

El niño es un anciano en potencia, pero un niño no es un anciano ni tiene derecho a la jubilación. Un hombre vivo es un cadáver en potencia, mas un hombre vivo no es un cadáver. Enterrar a un hombre vivo es algo muy distinto y de muy diversa gravedad que enterrar a un cadáver. Una oruga es una mariposa en potencia, pero no es una mariposa actual. Una bellota es un roble en potencia, pero no es un roble de verdad. A los vegetarianos, a los que les está prohibido comer carne, les está permitido comer huevos, porque los huevos no son gallinas, aunque tengan la potencialidad de llegar a serlo. Un embrión no es un hombre, y por lo tanto eliminar un embrión no es matar a un hombre. El aborto no es un asesinato. Y el uso de células madre en la investigación, tampoco.

Otro sofisma que emplean los agitadores religiosos consiste en decir que, si los padres de Beethoven hubieran abortado, no habría habido Quinta Sinfonía, por lo que, si somos aficionados a la música, tenemos que estar contra el derecho al aborto. E incluso si no lo somos, pues si nuestros padres hubieran abortado el embrión de que nosotros surgimos, ahora no existiríamos. Pero si los padres de Beethoven y los nuestros hubieran sido castos, tampoco habría Quinta Sinfonía y tampoco existiríamos nosotros. Si esto es un argumento para prohibir el aborto, también lo es para prohibir la castidad. Pero tanta prohibición supongo que resultaría excesiva incluso para la Iglesia católica. Una de sus múltiples contradicciones estriba en que impone un natalismo salvaje a los demás, mientras a sus propios sacerdotes y monjas les prohíbe cualquier atisbo de natalidad, exigiéndoles un celibato y una castidad implacables.

En el juego de la vida la jugada culminante es la reproducción. Solo quien se reproduce logra transmitir sus genes. Muchas parejas anhelan tener infantes, muchas mujeres desean quedar embarazadas y esperan con inquietud e inmensa ilusión el nacimiento de la criatura. Es difícil exagerar la importancia del momento y del evento, la alegría profunda que puede producir y su contribución absolutamente crucial a la preservación de la naturaleza humana, del género humano y de la sociedad humana. El infante querido y deseado será normalmente bien alimentado y educado, colmado de cariño y estimulación; su cerebro se formará sin más limitaciones que las impuestas por la lotería genética que le haya tocado. Por desgracia, gran parte del mundo está lleno de madres forzadas con sus vidas rotas y de niños no deseados, abandonados a la mendicidad y la delincuencia, famélicos, con los cerebros malformados por la carencia alimentaria y la falta de cariño y estímulo, carne de cañón de guerrillas crueles y sometidos a todo tipo de explotaciones prematuras. El derecho a abortar es para muchas mujeres aún más importante que el derecho a votar en las elecciones generales, y ha de serles reconocido por todos los que están a favor de la libertad y del respeto a la persona (aunque sea mujer), incluso por aquellos que personalmente jamás abortarían.

Fuente: Mosterín, J. (2006), La naturaleza humana, Espasa Calpe, Madrid.

12/8/21

El fin de la pandemia de COVID

En un texto del 31 de diciembre del 2020 decía que la mejor manera de cuantificar el impacto de la pandemia es mirar las muertes en exceso en cada país: «A partir del número de fallecidos de años previos, se estima el número de fallecidos que hubiese habido este año sin la pandemia, se contrasta esta cifra con las defunciones registradas, y las muertes adicionales se atribuyen a la pandemia. Es un método impreciso que incluye no solo las muertes por COVID, sino también las ocasionadas por otras enfermedades que no se pudieron atender porque los hospitales colapsaron». En ese momento, entre los países más afectados estaban algunos de América latina, algunos de Europa occidental y Rusia. Ahora, ocho meses después, algunos países de Europa oriental han reemplazado a los de Europa occidental (ver Tabla 1). Perú siguen siendo el país más afectado del mundo, con 583 muertes por cada 100 mil habitantes. Es decir, en Perú uno de cada 170 habitantes ha muerto debido a la pandemia de COVID.

Tabla 1. Víctimas de la pandemia, según el total de muertes en exceso y por cada 100 mil habitantes*

País

Muertes en exceso

Por cada 100 mil habitantes

Perú

191.490

583

Bulgaria

34.590

498

Macedonia del Norte

9.170

441

Serbia

28.730

415

Rusia

576.650

394

Lituania

10.590

379

México

475.000

377

Ecuador

63.210

357

Moldavia

9.060

343

República Checa

35.370

331

*https://www.economist.com/graphic-detail/coronavirus-excess-deaths-tracker

La muerte llega en oleadas. A una ola de contagios le sigue la saturación de las áreas de cuidados intensivos de los hospitales, y las muertes se multiplican. En Ecuador, hemos atravesado por tres olas de muerte que se pueden verificar mirando el promedio de muertes en exceso por día desde que comenzó la pandemia, en periodos de unos quince días (ver Tabla 2). La cima de la primera ola se encuentra en la primera quincena de abril de 2020, con un promedio de 715 muertes en exceso al día. La cima de la segunda ola se encuentra en la segunda quincena de julio de 2020, con un promedio de 162 muertes en exceso al día. La cima de la tercera ola se encuentra en la segunda quincena de abril de este año, con un promedio de 244 muertes en exceso al día.

Tabla 2. Promedio de muertes por día en Ecuador durante la pandemia

Periodo

Muertes esperadas*

Muertes registradas**

Muertes en exceso

12-31 marzo 2020

223

394

171

1-15 abril 2020

209

924

715

16-30 abril 2020

209

493

284

1-15 mayo 2020

203

359

156

16-31 mayo 2020

203

303

100

1-15 junio 2020

199

302

104

16-30 junio 2020

199

303

105

1-15 julio 2020

198

343

144

16-31 julio 2020

198

361

162

1-15 agosto 2020

204

351

147

16-31 agosto 2020

204

304

100

1-15 septiembre 2020

209

282

73

16-30 septiembre 2020

209

256

47

1-15 octubre 2020

196

249

52

16-31 octubre 2020

196

244

47

1-15 noviembre 2020

203

245

43

16-30 noviembre 2020

203

250

48

1-15 diciembre 2020

213

245

33

16-31 diciembre 2020

213

257

44

1-15 enero 2021

222

290

68

16-31 enero 2021

222

324

103

1-14 febrero 2021

214

316

102

15-28 febrero 2021

214

322

108

1-15 marzo 2021

223

333

109

16-31 marzo 2021

223

384

161

1-15 abril 2021

209

425

216

16-30 abril 2021

209

454

244

1-15 mayo 2021

203

398

195

16-31 mayo 2021

203

321

118

1-15 junio 2021

199

278

80

16-30 junio 2021

199

266

68

1-15 julio 2021

198

261

62

16-31 julio 2021

198

239

40

*https://datastudio.google.com/reporting/937828fd-93f2-4ff1-a260-e6cdb458d1d2/page/TBdZB
**https://www.registrocivil.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2021/08/Defunciones_Generales_act_09_AGO_2021.xlsx

El devenir de la curva de muerte en Ecuador y el mundo entero dependerá en gran medida de cuán dispuesta esté la población a vacunarse y cuán eficientes sean los gobiernos al implementar la vacunación. No se espera que el COVID deje de matar, sino que el número de muertes y contagios no se dispare a medida que la gente vuelva a vivir sin mascarillas y sin miedo al contacto con los demás.

5/8/21

Daniel Ortega

Por Noam Chomsky

Imagen tomada de https://bit.ly/367uvvY

Ortega nunca me ha inspirado confianza. Se desprestigió completamente en los años noventa cuando hizo el pacto con Arnoldo Alemán, el anterior presidente de Nicaragua, un gángster extremadamente corrupto. Los dos juntos, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional–el partido sandinista–, controlado por Ortega, y con el partido de Alemán, el Partido Liberal Constitucional, evitaron que Alemán recibiese su castigo y que, durante su legislatura, se tomase alguna medida de importancia en beneficio del país, algo que, por otro lado, era bastante improbable. Ortega ha resultado ser otro oportunista de derechas. Siempre fue un oportunista. Aún tiene seguidores fieles entre los nicaragüenses comprometidos con los antiguos ideales sandinistas, pero es un espejismo.

Nicaragua es un lugar sórdido. Actualmente es el segundo país más pobre del continente americano. Gran parte de la población activa está en el extranjero, sobre todo en Costa Rica, pero también en Estados Unidos y en otros países. El desarrollo es nulo, pero hay mucha riqueza. Este esplendor puede contemplarse dando una vuelta en coche por Managua. Uno puede comprar lo que quiera. Pero luego están los niños que limpian los parabrisas a cambio de un córdoba para poder pasar la noche. Nicaragua ha decaído mucho desde que Estados Unidos volvió a hacerse con el control del país en 1990. Y Ortega sigue la corriente. Sus amigos y él se enriquecieron y se entenderán perfectamente con Alemán y su círculo. No creo que los inversores estadounidenses tengan por qué estar preocupados. Desde luego, no parece que lo estén. Ni tampoco la élite empresarial de Nicaragua, que es multimillonaria, como en la mayoría de los países del Tercer Mundo.

Nicaragua es el país centroamericano que ha seguido más fielmente las directrices del FMI. Es el único que privatizó la energía y, como era de esperar, sufre una grave escasez, mucho peor que la de los demás países. Guatemala está bastante mal, pero Nicaragua está peor. En cambio, Costa Rica, el único país centroamericano que funciona bien y, por cierto, el único que Estados Unidos no ha invadido, dispone de un sistema energético que está alcanzando el 100 por 100 de sostenibilidad.

Chomsky, N. (2007), Lo que decimos, se hace, Península, Barcelona.