Por Carl Sagan
Imagen tomada de https://bit.ly/2Phttot
El microscopio y el telescopio,
desarrollados ambos en Holanda, a principios del siglo diecisiete, representan
una ampliación de las perspectivas humanas hacia los reinos de lo muy pequeño y
de lo muy grande. Nuestras observaciones de los átomos y de las galaxias
comenzaron en esa época y en ese lugar. Christiaan Huygens disfrutaba
desbastando y puliendo las lentes de telescopios astronómicos, y construyó uno
de cinco metros de longitud. Sus descubrimientos con el telescopio bastarían
para asegurarle un lugar en la historia de los logros humanos. Fue la primera
persona que, siguiendo las huellas de Eratóstenes, midió el tamaño de otro
planeta. Fue también el primero en conjeturar que Venus está cubierto totalmente
de nubes; el primero en dibujar un accidente de la superficie de Marte (una
gran ladera oscura azotada por el viento llamada Syrtis Major); y fue el
primero que, al observar la aparición y desaparición de tales rasgos mientras
el planeta giraba, determinó que el día marciano tenía, como el nuestro, una
duración de unas veinticuatro horas. Fue el primero en reconocer que Saturno
está rodeado por un sistema de anillos que no tocan en ningún punto al planeta.
Y fue el descubridor de Titán, la mayor luna de Saturno y, como sabemos ahora,
la luna mayor del sistema solar; un mundo de extraordinario interés y porvenir.
Realizó la mayoría de estos descubrimientos antes de los treinta años. También
pensaba que la astrología era una tontería.
Fuente: Sagan, C. (1980), Cosmos, Planeta, Barcelona.