30/6/18

Kemal Atatürk

Por Jesús Mosterín
Mustafá Kemal nació en 1881 en Salónica (actualmente Thesaloniki, una ciudad griega entonces parte del Imperio otomano) en el seno de una familia musulmana de clase media y de origen albano. Él era de piel clara y ojos azules. Estudió en la Escuela militar y se graduó como oficial, coincidiendo los inicios de su carrera militar con el derrumbe del Imperio otomano.    
Imagen tomada de https://bit.ly/2XoeZ9V
Durante la Primera Guerra Mundial, Turquía había tomado partido por Austria y Alemania. Tras su derrota, fue ocupada por los aliados (ingleses, franceses e italianos), que se acantonaron en Constantinopla, Izmir y parte de Anatolia. Por el tratado de Sèvres (1920) con el terminal Estado otomano, los aliados acordaron repartirse los restos del imperio colonial turco, asignar partes de Anatolia a los armenios y kurdos y de Jonia a los griegos y establecer controles sobre el paso de buques por los Dardanelos. Estaba previsto que los armenios recibieran la Anatolia nororiental, incluyendo la ciudad de Erzurum y el puerto de Trabzon, en el mar Negro. Los griegos recuperarían, por ejemplo, la ciudad jónica de Esmirna (Izmir, en turco). […]
Mustafá Kemal se negó a aceptar los resultados de la derrota turca en la Primera Guerra Mundial y rechazó el tratado de Sèvres. Estableció la nueva capital de Turquía en la pequeña ciudad anatolia de Ankara y dirigió la guerra de independencia contra la ocupación extranjera de lo que ahora es Turquía. En 1922, la conferencia de Lausanne anuló la mayor parte del tratado de Sèvres y reconoció la soberanía de Turquía y del gobierno de Ankara sobre la totalidad de su territorio actual. En 1923 se proclamó la República de Turquía. Ese mismo año, Mustafá Kemal fue proclamado primer presidente de la República, cargo que ejerció hasta su muerte en 1938.
Kemal era un hombre culto e inteligente, al tanto de las ideas novedosas de su tiempo y escéptico y despectivo respecto a la apolillada cultura islámica tradicional, a la que culpaba del atraso de Turquía. Aunque de ideas democráticas, era también marcadamente nacionalista y autoritario. De hecho, Kemal estableció algo así como un sistema de partido único, el suyo, el Partido Republicano del Pueblo. Fue sobre todo un ilustrado, decidido a transformar Turquía en un país moderno, secular y occidentalizado, pero fuerte e independiente, que eso a lo que se llama el «kemalismo». En efecto, llevó a cabo todo tipo de reformas políticas, sociales y legales. Abolió la poligamia y, en general, separó completamente la ley civil de la religiosa, lo que fue una novedad en el mundo islámico. Reformó la legislación penal, inspirándose en el código penal italiano, y la civil, tomando como modelo el código civil suizo.
En 1924, Mustafá Kemal invitó al famoso filósofo y pedagogo americano John Dewey a ir a Ankara a asesorarlo en la ambiciosa reforma educativa que estaba a punto de emprender. Los métodos pedagógicos propugnados por Dewey desempeñaron un importante papel en esa reforma. Las madrasas o escuelas islámicas (donde se aprendía de memoria el Corán en árabe, una lengua que los alumnos no entendían) fueron abolidas y sustituidas por un sistema unificado de educación, que, además, incluía también a las mujeres. De hecho, Kemal promovió incansablemente la igualdad y bienestar de las mujeres, algo inaudito en el mundo islámico. Igualó a mujeres y hombres en asuntos de herencia y divorcio. En 1934 se concedió el derecho de voto a las mujeres en Turquía, antes que en Francia, por ejemplo.
Ya a principios del siglo XIX, el sultán reformista Mahmud II había establecido el fez como tocado moderno en sustitución del turbante. A su vez, un siglo más tarde, Mustafá Kemal animó a los turcos a vestirse como occidentales, promoviendo el abandono del fez a favor del sombrero. Prohibió el uso del velo islámico de las mujeres en los lugares públicos. También abolió las órdenes sufíes y las escuelas de derviches. Todo el programa secularizador de Kemal, sobre todo en lo referente a la educación, fue mal recibido en los círculos tradicionalistas, como era previsible.
En 1928, Kemal decidió cambiar el sistema de escritura de la lengua turca. En vez del engorroso alfabeto árabe, que apenas representaba sus tres únicas vocales y que no estaba adaptado a la fonología del turco, que cuenta con ocho vocales y cuyas consonantes son muy diferentes, se introdujo un alfabeto latino bien adaptado al turco y mucho más fácil de aprender. En pocos años, el porcentaje de turcos capaces de leer y escribir pasó del 10 al 70%. En las mezquitas, el Corán se leía en voz alta en árabe, sin que la gente lo entendiese. Kemal propugnó y encargó la traducción del Corán al turco.
En 1934, el Parlamento confirió a Mustafá Kemal el apellido honorífico de «Atatürk» (padre de los turcos), con el que se lo conoce desde entonces. Atatürk murió en 1938, a los 57 años de edad, de cirrosis, como consecuencia de su afición al alcohol. Quince años más tarde, sus restos fueron trasladados a un enorme mausoleo construido al efecto en Ankara.
Fuente: Mosterín, J. (2012),  El islam, Alianza Editorial, Madrid.