21/10/08

El efecto conjunción

Por Massimo Piattelli Palmarini
Nos proporcionan la siguiente breve «ficha» de carácter y actitud, redactada en un estilo casi cablegráfico:

Luis tiene 34 años. Es inteligente, pero tiene poca imaginación, es rutinario, metódico y escasamente activo. En la escuela destacaba en matemáticas, pero era flojo en asignaturas humanísticas y en ciencias sociales.

Sobre la base de este perfil tan sucinto, nos invitan a adivinar (digamos que de manera intuitiva) cuál es la probabilidad de que Luis desempeñe determinado oficio, o determinada profesión, en vez de otros. Concretamente, nos piden que ordenemos (rank), por orden de probabilidades decrecientes, una lista de profesiones y aficiones entre las que aparecen las siguientes:

–Luis es médico y le gusta jugar al póker
–Luis es arquitecto
–Luis es contable (caso C)
–Luis es aficionado a tocar música de jazz (caso J)
–Luis es aficionado al surf
–Luis es periodista
–Luis es contable, y es aficionado a tocar música de jazz (caso C&J)
–Luis es aficionado al alpinismo

Se invita al lector a que aventure su opinión reordenando una tras otra, por orden de probabilidad decreciente, las opciones que acabamos de describir. Forma parte de las reglas de este “juego” que nuestras estimaciones sean vagas, aproximativas, hechas precisamente de manera intuitiva (no se exigen valores exactos para las distintas probabilidades, sino solamente un ranking o jerarquía intuitiva entre las probabilidades respectivas de estas opciones).

Pasemos ahora a otro caso, análogo al anterior:

Linda tiene 31 años. Es soltera, extravertida y muy brillante. Es licenciada en filosofía. Cuando era estudiante se interesaba mucho por los problemas de discriminación racial y de injusticia social, y participaba activamente en manifestaciones antinucleares.

Como en el caso de Luis, nos invitan a adivinar cuál es la probabilidad de que Linda desempeñe un determinado oficio o profesión, ordenando, por probabilidad decreciente, una lista de profesiones y aficiones entre las que aparecen las opciones siguientes:

–Linda es profesora en una escuela de educación básica
–Linda trabaja en una librería y va a clases de yoga
–Linda participa activamente en el movimiento feminista (caso F)
–Linda es asistente social
–Linda es miembro de la Organización Electoral Femenina
–Linda trabaja en un banco (caso B)
–Linda es agente de seguros
–Linda trabaja en un banco y participa activamente en el movimiento feminista (caso B&F)

De nuevo se invita al lector a que aventure su opinión aproximada, de manera intuitiva, reordenando una tras otra, por orden de probabilidad decreciente, las opciones que acabamos de describir.

Que tire la primera piedra quien no haya considerado, en el caso de Luis, más probable la opción C&J, respecto a la opción J. Y en el caso de Linda, la opción B&F, respecto a la opción B.
Es lo que hacemos todos (o casi todos), y sin embargo se trata de una pura ilusión cognitiva. En realidad, la probabilidad de que se produzcan al mismo tiempo dos acontecimientos (la probabilidad de una «conjunción», como se la denomina en jerga) es siempre y forzosamente inferior a la probabilidad de cada uno de estos acontecimientos por separado. Si reflexionamos un momento, no podemos dejar de convenir en que tiene que ser más probable que Luis toque música de jazz, haciendo cualquier otro trabajo, o incluso ningún trabajo (el caso J, en realidad, sólo especifica que toca música de jazz –fijaos bien– por afición), que no que Luis toque música de jazz y sea contable. Lo mismo ocurre en el caso de Linda. Debemos convenir en que tiene que ser más probable que Linda trabaje en un banco, participando en movimientos de cualquier tipo, o incluso sin participar en ningún movimiento (el caso B no especifica nada más), que no que Linda trabaje en un banco y colabore activamente en el movimiento feminista. Y sin embargo, la gran mayoría de los individuos sometidos por [Amos] Tversky y [Daniel] Kahneman a un montón de tests de este tipo considera más probable una conjunción que cada uno de los elementos de la conjunción.
De hecho, la jerarquía intuitiva media obtenida en los dos tests que acabamos de exponer es:
Luis:
La opción C es más probable que la opción C&J, que a su vez es más probable que la opción J.
Linda:
La opción F es más probable que la opción B&F, que a su vez es más probable que la opción B.

Lo que nos deja estupefactos es que no existe gran diferencia entre las respuestas obtenidas, por término medio, de individuos «ingenuos», es decir, totalmente profanos en materia de cálculo de probabilidades, y las obtenidas de sujetos expertos en ciencias estadísticas. O mejor dicho, existe una ligera diferencia: los individuos que tienen alguna noción de estadística se equivocan más a menudo que los individuos absolutamente profanos, y también más a menudo que los expertos. En cualquier caso, incluso los expertos se equivocan casi con la misma frecuencia que los profanos. Las diferencias son generalmente pequeñas. Lo sorprendente es que, por término medio, el 85 por 100 de todos los individuos, sean profanos, semiprofanos, o expertos, se equivocan. Son, por tanto, víctimas del efecto conjunción.
Fuente: Piattelli Palmarini, M. (1993), Los túneles de la mente, Crítica,  Barcelona.

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