25/8/08

Un bebedor

Por Antoine de Saint-Exupéry
El planeta siguiente estaba habitado por un bebedor. Esta visita fue muy breve, pero sumió al principito en una gran melancolía.
-¿Qué haces ahí? –preguntó al bebedor, a quien encontró instalado en silencio, ante una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas.
-Bebo –respondió el bebedor, con aire lúgubre.
-¿Por qué bebes? –preguntóle el principito.
-Para olvidar –respondió el bebedor.
-¿Para olvidar qué? –inquirió el principito, que ya le compadecía.
-Para olvidar que tengo vergüenza –confesó el bebedor bajando la cabeza.
-¿Vergüenza de qué? –inquirió el principito que deseaba socorrerle.
-¡Vergüenza de beber! –terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.
Y el principito se alejó, perplejo.
Las personas grandes son decididamente muy pero muy extrañas, se decía a sí mismo durante el viaje.
Fuente: Saint-Exupéry, A. (1974), El principito, Ultramar Editores, Madrid.

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