8/7/21

Mala conciencia

Por Albert Camus

Marx … puso el trabajo, su degradación injusta y su dignidad profunda, en el centro de su pensamiento. Se alzó contra la reducción del trabajo a una mercancía y del trabajador a un objeto. Recordó a los privilegiados que sus privilegios no eran divinos, ni la propiedad un derecho eterno. Dio mala conciencia a quienes no tenían derecho a mantenerla en paz y denunció, con una profundidad inigualable, a una clase cuyo crimen no residía tanto en haber tenido el poder cuanto en haberlo usado para los fines de una sociedad mediocre y sin verdadera nobleza. Le debemos la idea, que constituye la desesperación de nuestra época –pero aquí la desesperación vale más que toda esperanza–, de que cuando el trabajo es una degradación, no es la vida, aunque cubre todo el tiempo de la vida. ¿Quién, a pesar de las pretensiones de esta sociedad, puede dormir en ella en paz, sabiendo en lo sucesivo que obtiene sus goces mediocres del trabajo de millones de almas muertas? Exigiendo para el trabajador la verdadera riqueza, que no es la del dinero, sino la del tiempo libre o de la creación, reclamó, pese a las apariencias, la cualidad del hombre. Con esto, puede afirmarse rotundamente, no quiso la degradación suplementaria que en su nombre se ha impuesto al hombre. Una frase suya, por una vez clara y tajante, negó para siempre a sus discípulos triunfantes la grandeza y la humanidad que él sí poseía: «Un objetivo que requiere medios injustos no es un objetivo justo».

Fuente: Camus, A. (1951), El hombre rebelde, Alianza Editorial, Madrid.


No hay comentarios: