1/4/21

El solipsismo de Tolstói

Por Harold Bloom
Es dudoso que Tolstói quisiera a nadie, incluyendo a sus hijos. Ni Wordsworth ni Milton, ni tan sólo Dante, pueden igualar el solipsismo de Tolstói. Los textos religiosos y morales de Tolstói no son sino confesiones de su solipsismo; y, sin embargo, ¿qué lector de Guerra y paz o de Hadji Murad desearía que Tolstói hubiera estado menos obsesionado consigo mismo? Todo tiene su precio, y ciertos grandes escritores (ya sean mujeres u hombres) no pueden alcanzar su esplendor estético sin el solipsismo. Shakespeare, que nosotros sepamos, puede que fuera el menos solipsista de los poetas, y al parecer Chaucer rivalizaba con Shakespeare en este aspecto; algunas veces me siento tentado a practicar un juego consistente en dividir a los grandes escritores según su grado de solipsismo. ¿Tiene eso alguna importancia? Por lo que se refiere a la relativa eminencia de sus obras, en absoluto, aunque parece que tiene que ver con cierta diferencia cualitativa. Joyce era un monumental solipsista, mientras que al parecer Beckett era un hombre sin el menor egoísmo. El contraste entre Finnegans Wake y la trilogía de Beckett de Molloy, Malone muere y El innombrable guarda cierta relación con el hecho de que Beckett eludiera a su precursor, pero más con la manera asombrosamente distinta con que veían a sus semejantes.
Fuente: Bloom, H. (1994), El canon occidental, Anagrama, Barcelona.

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