Por Noam Chomsky
Soy de la opinión de que el espectáculo
electoral que tiene lugar cada cuatro años debería llevarnos literalmente diez
minutos de nuestro tiempo. Un minuto debería invertirse en aprender un poco de
aritmética. Se trata de algo muy sencillo: si resulta que está empadronado en
un estado bisagra, es decir, un estado de los llamados indecisos, y no votas
por, digamos, Clinton, eso equivale a votar por Trump. Es una cuestión de pura
y simple aritmética.
Pues bien, después de
dedicar un minuto a aclarar esta cuestión aritmética, dedicaremos unos dos
minutos a evaluar los méritos de ambos partidos. No sólo de los candidatos,
sino también de los partidos. Opino que, en las actuales circunstancias, no
debería llevarnos más de dos minutos. Y luego dedicaremos lo que queda de los
diez minutos iniciales a ir a las urnas y votar.
Pasados esos diez minutos
deberemos concentrarnos en lo que realmente importa, que no son las elecciones,
sino el esfuerzo continuado por desarrollar y organizar movimientos populares
activos para seguir luchando. Y eso no se limita a manifestarse o presionar a
los candidatos, sino que también incluye instaurar un sistema electoral que
tenga sentido. No se construye una auténtica democracia, ni tampoco un partido,
votando una vez cada cuatro años.
Si deseamos un tercer
partido, un partido independiente, no basta con votar por ese partido cada
cuatro años. Hay que salir constantemente a la calle y desarrollar un sistema
que incluya los consejos escolares, los ayuntamientos y las asambleas
legislativas hasta llegar al mismo Congreso. Hay gente que lo sabe muy bien: la
extrema derecha. Así es cómo se ha organizado el Tea Party, con mucho capital y
mucha estrategia... con el resultado de lograr un papel influyente. Aquellos
interesados en un partido progresista independiente no han actuado así; se han
quedado atrapados en la propaganda que dice que lo único que importa es el
espectáculo electoral. Y si bien es algo que no podemos pasar por alto, debería
ocupar, como he dicho, diez minutos de nuestro tiempo. En cambio, lo otro, lo
que en realidad importa, es algo en lo que hay que trabajar continuamente.
Fuente: Chomsky, N. (2017), Réquiem por
el sueño americano, Sexto Piso, Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario