Por Eduardo Galeano
1914
Montevideo
…
Escribe artículos calumniando a los santos
y pronuncia discursos atacando al negocio de venta de terrenos en el Más Allá. Cuando
asumió la presidencia de Uruguay, no tuvo más remedio que jurar por Dios y por los
Santos Evangelios, pero en seguida aclaró que no creía en nada de eso.
José Batlle y Ordoñez
gobierna desafiando a los poderosos del cielo y de la tierra. La Iglesia le ha
prometido un buen lugar en el infierno: atizarán el fuego las empresas por él
nacionalizadas o por él obligadas a respetar los sindicatos obreros y la
jornada de trabajo de ocho horas; y el Diablo será el macho vengador de las
ofensas por él infligidas al gremio masculino.
–Está legalizando el libertinaje –dicen sus enemigos, cuando Batlle
aprueba la ley que permite a las mujeres divorciarse por su sola voluntad.
–Está disolviendo la familia –dicen, cuando extiende el derecho de
herencia a los hijos naturales.
–El cerebro de la mujer es inferior –dicen, cuando crea la
universidad femenina y cuando anuncia que pronto las mujeres votarán, para que
la democracia uruguaya no camine con una sola pierna y para que no sean las
mujeres eternas menores de edad que del padre pasan a manos del marido.
Fuente: Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3
EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno,
Madrid.
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