Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes dese lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi
alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como
distante.
Y estás como quejándote, mariposa en
arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te
alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu
silencio
claro como una lámpara, simple como un
anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y
sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como
ausente,
Distante y dolorosa como si hubieras
muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea
cierto.
Fuente: Neruda, P. (2003), Veinte poemas de amor y una canción
desesperada, Sol 90, Buenos Aires.
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