Por Eduardo Galeano
1969
En
cualquier ciudad
…
En
una esquina, ante el semáforo rojo, alguien traga fuego, alguien lava
parabrisas, alguien vende toallitas de papel, chicles, banderitas y muñecas que
hacen pipí. Alguien escucha el horóscopo por radio, agradecido de que los
astros se ocupen de él. Caminando entre los altos edificios, alguien quisiera
comprar silencio o aire, pero no le alcanzan las monedas. En un cochino
suburbio, entre los enjambres de moscas de arriba y los ejércitos de ratas de
abajo, alguien alquila una mujer por tres minutos: en un cuartucho de burdel es
violador el violado, mejor que si lo hiciera con una burra en el río. Alguien
habla solo ante el teléfono, después de colgar el tubo. Alguien habla solo ante
el televisor. Alguien habla solo ante la máquina tragamonedas. Alguien riega
una maceta de flores de plástico. Alguien sube a un ómnibus vacío, en la
madrugada, y el ómnibus sigue estando vacío.
Fuente:
Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno, Madrid.
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