27/1/22

Ideas inesperadas

Por Brian Greene

Durante el último siglo hemos llegado a estar íntimamente familiarizados con algunas características previamente ocultas del espacio y el tiempo gracias a las dos teorías de la relatividad de Einstein y a la mecánica cuántica. El frenado del tiempo, la relatividad de la simultaneidad, los rebanamientos alternativos del espaciotiempo, la gravedad como deformación y curvatura del espacio y el tiempo, la naturaleza probabilista de la realidad, y el entrelazamiento cuántico a larga distancia no estaban en la lista de cosas que incluso el mejor de los físicos del mundo del siglo XIX hubiera esperado encontrar a la vuelta de la esquina. Y pese a todo, ahí estaban, como dan testimonio tanto los resultados experimentales como las explicaciones teóricas.

En nuestra época hemos dado con nuestra propia panoplia de ideas inesperadas: materia oscura y energía oscura que parecen ser, con mucho, los constituyentes dominantes del universo. Ondas gravitatorias –rizos en el tejido del espaciotiempo– que fueron predichas por la relatividad general de Einstein y quizá un día nos permitan mirar más atrás en el tiempo que nunca. Un océano de Higgs, que permea todo el espacio y que si se confirmara nos ayudará a entender cómo las partículas adquieren masa. Expansión inflacionaria, que puede explicar la forma del cosmos, resolver el enigma de por qué es tan uniforme a grandes escalas y fijar la dirección de la flecha del tiempo. La teoría de cuerdas, que postula lazos y trozos de energía en lugar de partículas puntuales y promete una versión atrevida del sueño de Einstein en el que todas las partículas y todas las fuerzas se combinan en una única teoría. Dimensiones espaciales extras, que emergen de las matemáticas de la teoría de cuerdas, y que quizá puedan detectarse en experimentos en aceleradores durante la próxima década. Un mundobrana, en el que nuestras tres dimensiones espaciales quizá sean un universo entre muchos, flotando en un espaciotiempo de más dimensiones. Y quizá un espaciotiempo emergente, en el que el propio tejido del espacio y el tiempo está compuesto de entidades más fundamentales aespaciales y atemporales.

Fuente: Greene, B. (2004), El tejido del cosmos, Crítica, Barcelona. 

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