Por Eduardo Galeano
Thomas
Müntzer encabezó la insurrección campesina, en Alemania, en 1525.
Este sacerdote, enemigo de los príncipes y
los señores de la tierra y de la guerra, fue seguido por una multitud de
hombres que se negaban a ser propiedad de otros hombres.
Lutero maldijo a este loco de remate, su
hijo renegado:
–Yo no creería en Müntzer, aunque se
hubiera tragado al Espíritu Santo con plumas y todo.
Y Müntzer le contestó:
–Yo no creería en Lutero, aunque se
hubiera tragado cien mil Biblias enteras.
La revolución ocupó tierras, incendió
castillos y enfrentó al ejército y al alto clero, pero al cabo de un año cayó
derrotada.
Los vencedores mataron a miles de siervos
alzados y cortaron la cabeza de Müntzer, que fue exhibida, como lección, en la
plaza de la ciudad imperial de Mühlhausen.
Fuente:
Galeano, E. (2016), El cazador de historias, Siglo XXI, Ciudad de
México.
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