Por Bertrand Russell
El
proyecto anarquista de la distribución gratuita y equitativa de los productos
derivados del trabajo no evita la necesidad de alguna medida de valor que
posibilite el intercambio. Puesto que cada uno elegiría una porción diferente
y, por ejemplo, al repartirse los bienes de lujo, las damas ancianas no
querrían su cuota de puros ni los jóvenes un perro faldero. Esto exigiría un
mecanismo que estableciera a cuántos puros equivaldría un perro faldero. Con
diferencia, la fórmula más simple consistiría en seguir entregando unos ingresos
y permitir que estos valores relativos se ajustaran a la demanda. En caso de
que se recurriera a un sistema monetario, alguien podría empezar a acumular
dinero y llegar a convertirse, con el tiempo, en un capitalista. A fin de
prevenir esto, lo mejor sería entregar unos billetes que sólo pudieran
utilizarse durante cierto periodo, pongamos por caso, un año desde la fecha de
su emisión. Esto permitiría ahorrar para las vacaciones anuales, pero no
indefinidamente.
Fuente:
Russell, B. (1918), Caminos de libertad, Tecnos, Madrid.
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