Por Noam Chomsky
Para
saber realmente cómo fue [el golpe de Estado chileno], comparémoslo con nuestro
11 de septiembre e imaginémoslo a la misma escala que el que tuvo lugar en
Chile en 1973 con nuestra decisiva colaboración. Para que la analogía sea
adecuada, hay que utilizar cantidades equivalentes, es decir, ajustadas al
número de habitantes, ya que la población estadounidense es mucho más numerosa.
De acuerdo con esto, imaginemos que, el 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda
hubiese volado la Casa Blanca, asesinado al presidente, llevado a cabo un golpe
de Estado, matado entre cincuenta y cien mil personas, torturado a setecientas
mil, establecido un centro terrorista en Washington que instigara o apoyara
golpes de Estado parecidos en todo el continente americano y cometido
asesinatos y magnicidios en todo el mundo para eliminar a quienes no fuesen de
su agrado. Imaginémonos que hubiesen traído un grupo de economistas–llamémoslo
los Chicos de Kandahar–que hicieran pedazos la economía, gozaran de gran
prestigio y luego regresaran a sus países a recoger premios Nobel. Supongamos
que hubiese ocurrido eso. ¿Habría cambiado el mundo? Todos dicen que nuestro 11
de septiembre cambió el mundo. Pero lo que acabo de contar no es hipotético. Es
lo que ocurrió el 11 de septiembre de 1973.
Chomsky,
N. (2007), Lo que decimos, se hace,
Península, Barcelona.
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