18/2/21

Sobre el suicidio

 

Casi todas las personas toman partido por la vida, a pesar de lo dura que puede ser, pero en la secta nos parecía importante auxiliar a la la minoría que opta por el suicidio. Hay buenos y malos motivos para quitarse la vida. Un adolescente desesperado que piensa en el suicidio luego de una ruptura amorosa, tiene un mal motivo, pues seguramente el tiempo curaría esa herida. En la secta creíamos que treinta son los años que hacen falta para conocer la vida. Quien opte por el suicidio debería entonces haber vivido al menos treinta años, con la excepción de quienes padezcan una grave enfermedad desde temprana edad. Un sufrimiento tan intenso que un adulto lo considere insoportable, constituye un buen motivo para quitarse la vida. Pero el cuerpo es resistente y no se deja apagar tan fácilmente, como muestran los penosos casos de personas que logran quitarse la vida después de varios intentos y recurriendo a métodos cada vez más violentos. Hay que ayudar a los suicidas a conseguir su objetivo. El procedimiento consiste en proporcionarle una pastilla que lo duerma para que a continuación un médico compasivo le inyecte una droga letal. En la secta pensábamos que lo ideal sería que existieran centros para asistir a los suicidas en todas las ciudades del mundo con al menos un millón de habitantes.

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