Por Bertrand Russell
En las elecciones municipales, una de las
cuestiones que es preciso decidir es la cantidad de dinero público que ha de
dedicarse a asuntos como los de la salud pública, la atención a la maternidad y
el bienestar infantil. Las estadísticas demuestran que lo que se gasta en estos
objetivos tienen efectos notables, dado que consigue salvar vidas. En todos los
barrios de Londres, las personas adineradas se asocian para evitar el
incremento del presupuesto que se orienta a la satisfacción de estas metas –e
incluso para conseguir, si es posible, su disminución–. Es decir, todas esas
personas ricas están dispuestas a condenar a muerte a miles de semejantes a fin
de seguir ellos mismos disfrutando de opíparas cenas y de potentes automóviles.
Y dado que controlan a la práctica totalidad de la prensa, impiden que sus
víctimas alcancen a conocer estos hechos. Es más: con los métodos que tan
familiares resultan a los psicoanalistas consiguen evitar percibirlos ellos
mismos. Su acción no tiene nada de sorprendente, ya que es la que han seguido
las aristocracias de todos los tiempos.
Fuente: Russell, B. (1928), Ensayos escépticos, RBA, Barcelona.
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