Por Ernesto Che Guevara
Vámonos,
ardiente profeta de la aurora,
por recónditos senderos inalámbricos
a liberar el verde caimán que tanto amas.
Vámonos,
derrotando afrentas con la frente
plena de martianas estrellas insurrectas,
juremos lograr el triunfo o encontrar la
muerte.
Cuando suene el primer disparo y se
despierte
en virginal asombro la manigua entera,
allí, a tu lado, serenos combatientes,
nos tendrás.
Cuando tu voz derrame hacia los cuatro
vientos
reforma agraria, justicia, pan, libertad
allí, a tu lado, con idénticos acentos,
nos tendrás.
Y cuando llegue al final de la jornada
la sanitaria operación contra Batista
allí, a tu lado, aguardando la postrer
batalla,
nos tendrás.
El día que la fiera se lama el flanco
herido
donde el dardo nacionalizador le dé,
allí, a tu lado, con el corazón altivo,
nos tendrás.
No pienses que pueda menguar nuestra
entereza
las decoradas pulgas armadas con regalos,
pedimos un fusil, sus balas y una peña.
Nada más.
Pero, si en nuestro camino se interpone el
hierro,
pedimos un sudario de cubanas lágrimas
para que cubran los guerrilleros huesos
durante el tránsito a la historia
americana.
Nada más.
…
(México, 1956)
Cárcel de Miguel Shultz,
7 de julio, día del Juramento
Fuente: La cita procede de Turner Martí,
L. (2007), del pensamiento
pedagógico de Ernesto Che Guevara, Editorial Capitán San Luis, La Habana.
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