Por Brian Greene
Así
que ¿por qué vemos un huevo que se aplasta pero no se desaplasta? ¿De dónde
procede la flecha del tiempo que todos experimentamos? Hasta aquí es adonde nos
ha llevado esta aproximación. Gracias a una fluctuación rara pero no imposible
a partir de un estado primordial poco notable y con alta entropía, una
minúscula pepita de espacio de 10 kilogramos logró las condiciones que llevaron
a una breve ráfaga de expansión inflacionaria. El tremendo hinchamiento produjo
un espacio estirado enormemente grande y extraordinariamente suave, y, cuando
la ráfaga terminó, el campo inflatón liberó su energía enormemente amplificada
llenando el espacio casi uniformemente de materia y radiación. Cuando se redujo
la gravedad repulsiva del inflatón, la gravedad atractiva ordinaria se hizo
dominante. Y, como hemos visto, la gravedad atractiva explota minúsculas inhomogeneidades
provocadas por agitaciones cuánticas para hacer que la materia se aglutine,
formando galaxias y estrellas y llevando en última instancia a la formación del
Sol, la Tierra, el resto del sistema solar, y las otras características de
nuestro universo observado. (Como se discutió, unos 7.000 millones de años
después del bang la gravedad repulsiva se hizo una vez más dominante,
pero esto es sólo relevante en la mayor de las escalas cósmicas y no tiene
impacto directo sobre entidades más pequeñas como las galaxias individuales o
nuestro sistema solar, donde sigue reinando la gravedad atractiva ordinaria.)
La energía de relativa baja entropía del Sol fue utilizada por las formas de
vida animal y vegetal de baja entropía en la Tierra para producir aún más
formas de vida de baja entropía, elevando lentamente la entropía total mediante
calor y residuos. Finalmente, esta cadena produjo una gallina que produjo un
huevo –y usted ya conoce el resto de la historia: el huevo rodó por la encimera
de su cocina y se aplastó contra el suelo como parte del impulso incesante del
universo hacia mayor entropía–. Es la naturaleza uniformemente suave, altamente
ordenada y de baja entropía del tejido del espacio producido por el
estiramiento inflacionario que es el análogo a tener las páginas de Guerra y
paz en su disposición numérica adecuada; es este estado de orden primitivo
–la ausencia de baches o alabeos severos o agujeros negros gigantescos– el que
preparó al universo para la evolución posterior hacia entropía más alta y con
ello proporcionó la flecha del tiempo que todos experimentamos. Con nuestro
nivel de comprensión actual, ésta es la explicación más completa que se ha dado
para la flecha del tiempo.
Fuente:
Greene, B. (2004), El tejido del cosmos, Crítica, Barcelona.
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