Por Jesús Mosterín
En agosto de 1572 se celebró la boda de la
hermana del rey Carlos IX con el protestante Enrique de Navarra (el futuro
Enrique IV). Esta boda motivó que muchos de los más eminentes y ricos miembros
de la comunidad protestante francesa acudieran a París. Allí, la madre del rey,
Catalina de Medici, el duque de Guisa y otros católicos fanáticos conspiraron
para matar a los hugonotes presentes y lograron la anuencia del rey. La noche
de San Bartolomé, el 23 de agosto de 1572, hicieron matar y decapitar a la flor
y nata de los hugonotes, incluido su máximo representante, el almirante Gaspard
de Coligny. A continuación, lanzaron al populacho católico a una orgía de
sangre, en la que los matones sacaban a los protestantes de sus casas y los
mataban a golpes y cuchilladas, para seguir luego matando por la calle a todos
los hombres, mujeres y niños sospechosos de protestantismo. Las calles
rebosaban sangre. Muchos miles de personas murieron (es imposible saber
exactamente cuántas). La noticia corrió por Francia y provocó masacres
similares en otros lugares. Muchos hugonotes empezaron a emigrar para salvar
sus vidas, sobre todo a Suiza y Holanda, pero también a Prusia, Inglaterra y
otros lugares. Estas matanzas provocaron una ola de espanto en Europa y
cimentaron la mala fama de los católicos entre los protestantes.
Fuente: Mosterín, J. (2010), Los cristianos, Alianza Editorial, Madrid.
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