6/10/18

El del aborto es un asunto sencillo

En todo el mundo las mujeres abortan. Independientemente de lo que digan las leyes al respecto, las mujeres abortan. Existen básicamente tres tipos de legislación: las que lo penalizan en todas las circunstancias, las que lo permiten en circunstancias muy puntuales y las que lo permiten en casi todos los casos. En los países donde el aborto se penaliza parcial o totalmente, las mujeres no dejan de abortar, pero se ven obligadas a hacerlo a escondidas. La situación es especialmente dramática para las mujeres pobres, que no pueden pagarse un aborto seguro, y se ven obligadas a recurrir a sitios clandestinos poco salubres. En la práctica, prohibir el aborto equivale a castigar a las mujeres pobres que no desean continuar con su embarazo.
Afortunadamente el aborto es más o menos libre en buena parte del mundo, en Rusia y en China, en Sudáfrica y en Estados Unidos, en casi toda Europa. Pero en Latinoamérica la situación es a menudo trágica. Es libre en Cuba, Uruguay y Ciudad de México, pero está penalizado totalmente en El Salvador, Nicaragua y República Dominicana, y parcialmente en el resto de países. Seguramente la raíz de esta postura poco liberal se encuentra en la influencia todavía abrumadora del cristianismo en sociedades nominalmente laicas. Según Pablo de Tarso, el fundador del cristianismo, la vida no le pertenece a uno sino a Dios. Pablo no habló del aborto, pero sigue en boga la idea de que la mujer no puede decidir sobre la vida que se gesta en su vientre. (Curiosamente, durante la mayor parte de la historia cristiana, como no se comprendía la biología de la concepción, las autoridades pensaban que la vida comenzaba con el movimiento del feto en la matriz, y el aborto antes de ese momento no se consideraba ilegal o inmoral.)
Hasta hace poco Chile era uno de los pocos países del mundo que penalizaba el aborto en todos los casos. En septiembre de 2017 se aprobó el aborto en tres circunstancias: cuando el embarazo suponía un riesgo para la vida de la embarazada, cuando el feto no es viable y cuando el embarazo es resultado de una violación. Michelle Bachelet, en la campaña previa a su segunda presidencia, había prometido mejorar la legislación sobre aborto. Cumplió, un hecho insólito en una región acostumbrada a que las promesas de campaña no se cumplan.
En octubre de 2012, durante el gobierno de José Mujica, se aprobó en Uruguay el aborto, que desde entonces es legal durante las primeras 12 semanas de embarazo. Aunque esta reforma se podría leer como un avance llevado adelante por un gobernante progresista, el experto Gerardo Caetano recuerda que durante su mandato, Mujica apoyó propuestas que al inicio no compartía, entre las que incluye notables avances como la despenalización del consumo de marihuana y del aborto y la aprobación del matrimonio igualitario.
El pasado agosto el senado argentino rechazó un proyecto para despenalizar el aborto hasta la semana 14. En Argentina el aborto solo se permite cuando el embarazo pone en peligro la vida o la salud de la mujer y en caso de violación. El debate público fue intenso y resonó en varios países de la región. El tema no podrá ser tratado hasta el siguiente año parlamentario. Esperemos que Argentina finalmente lo despenalice, y que el resto de Latinoamérica no tarde décadas en alcanzar lo que ya se ha conseguido en medio mundo.

No hay comentarios: