24/7/18

No hay nada malo en el sexo

Por Bertrand Russell*
El sentido del pecado que domina a muchos niños y jóvenes y a menudo dura hasta la vida adulta, es una desdicha y una fuente de confusión que no tiene ningún propósito útil. Se produce casi enteramente por la enseñanza moral convencional acerca del sexo. El sentimiento de que el sexo es malo hace imposible el amor feliz, hace que los hombres desprecien a las mujeres con las que tienen relaciones y, a menudo, que tengan impulsos crueles hacia ellas. Además, la confusión en la que desemboca el impulso sexual cuando se inhibe, tomando la forma de amistad sentimental o ardor religioso o lo que sea, causa una falta de sinceridad intelectual que es muy hostil a la inteligencia y al sentido de realidad. La crueldad, la estupidez, la incapacidad para las relaciones personales armoniosas, y muchos otros defectos, tienen su origen en la mayoría de casos en la enseñanza moral impartida durante la infancia. Digámoslo con la mayor simplicidad y franqueza: no hay nada malo en el sexo, y la actitud convencional en este asunto es morbosa. Creo que ningún otro mal en nuestra sociedad es una fuente tan poderosa de miseria humana, ya que no solo causa una larga cadena de males, sino que inhibe la bondad y el afecto humano que podrían llevar a los hombres a remediar los otros males evitables –económicos, políticos y raciales– que torturan a la humanidad.
Fuente: Russell, B. (1957), Why I am not a Christian, Routledge, London.
*La traducción es mía.

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