9/2/24

Estados Unidos contra Nicaragua

Por Eduardo Galeano

Con diez años de guerra fue castigada Nicaragua, cuando cometió la insolencia de ser Nicaragua. Un ejército reclutado, entrenado, armado y orientado por los Estados Unidos atormentó al país, durante los años ochenta, mientras una campaña de envenenamiento de la opinión pública mundial confundía al proyecto sandinista con una conspiración tramada en los sótanos del Kremlin. Pero no se atacó a Nicaragua porque fuera el satélite de una gran potencia, sino para que volviera a serlo; no se atacó a Nicaragua porque no fuera democrática, sino para que no lo fuera. En plena guerra, la revolución sandinista había alfabetizado a medio millón de personas, había abatido la mortalidad infantil en un tercio y había desatado la energía solidaria y la vocación de justicia de muchísima gente. Ése fue su desafío, y ésa fue su maldición. Al fin, los sandinistas perdieron las elecciones, por el cansancio de la guerra extenuante y devastadora. Y después, como suele ocurrir, algunos dirigentes pecaron contra la esperanza, pegando una voltereta asombrosa contra sus propios dichos y sus propias obras.

Fuente: Galeano, E. (1998), Patas arriba, Siglo Veintiuno, Buenos Aires.

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