5/5/23

Rafael Vargas

Por Eduardo Galeano

1975

Cabimas

Por las orillas del lago de Maracaibo pasó el petróleo y se llevó los colores. En este basurero, sórdidas calles, aire sucio, aguas aceitosas, vive y pinta Rafael Vargas.

No crece la hierba en Cabimas, ciudad muerta, tierra vaciada, ni quedan peces en sus aguas, ni pájaros en su aire, ni gallos que alegren sus madrugadas, pero en los cuadros de Vargas el mundo está de fiesta, respira la tierra a pleno pulmón, estallan de frutas y flores los verdísimos árboles, y prodigiosos peces y pájaros y gallos se codean de igual a igual con la gente.

Vargas casi no sabe leer ni escribir. Bien sabe, sí, ganarse la vida, como carpintero, y como pintor ganarse la limpia luz de sus días: venganza y profecía de quien no pinta la realidad que conoce sino la realidad que necesita.

Fuente: Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno, Madrid.

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