20/6/19

No hay otros ojos

Por Jesús Mosterín
Todos los animales navegamos por el espacio de la nave Tierra, compañeros todos de viaje, de fatigas y emociones; linaje bendecido y abrumado por nuestra capacidad compartida de sentir, gozar y sufrir. No hay otros compañeros. No hay otros seres a los que mirar a los ojos. No hay otros ojos. Animales entre animales, gozosamente aceptamos nuestra vida y nuestra animalidad. Solo los animales padecemos; por eso solo los animales podemos ser compadecidos. La emoción moral de la compasión es el foco de la ética de la compasión. Compadecemos a las víctimas de las guerras; por eso buscamos la paz. Compadecemos a las criaturas que sufren innecesariamente; por eso estamos en contra de la crueldad y tratamos de abolir los peores abusos y maltratos contra hombres, mujeres y niños y contra animales domésticos y salvajes. No nos autoengañemos. No nos forjemos consuelos ilusorios. No renunciemos a descubrir ni a entender. Que nuestra curiosidad y nuestra simpatía se extiendan por doquier. No reprimamos nuestro afecto por las criaturas. No pongamos límites a nuestra ansia de conocer, ni diques a nuestra ansia de amar. No convirtamos en un infierno la vida de los animales bajo nuestra custodia. No masacremos a los animales salvajes. Fomentemos el conocimiento, la sensibilidad y la compasión. Compadezcámonos de todos los que sufren, sin prejuicios, grupismos ni fronteras. Trabajemos por el triunfo de la compasión.
Fuente: Mosterín, J. (2014), El triunfo de la compasión, Alianza Editorial, Madrid.

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