Por Eduardo Galeano
Noviembre
28
…
En
el año 2009, el gobierno de Brasil pidió disculpas a Paulo Freire. Él no pudo
agradecer el gesto, porque llevaba doce años de muerto.
Paulo había sido el profeta de una
educación solidaria.
En sus comienzos, daba clases bajo un
árbol. Había alfabetizado a miles y miles de obreros del azúcar, en Pernambuco,
para que fueran capaces de leer el mundo y ayudaran a cambiarlo.
La dictadura militar lo metió preso, lo
echó del país y le prohibió el regreso.
En el exilio, Paulo anduvo mucho mundo.
Cuanto más enseñaba, más aprendía.
Hoy, trescientas cuarenta escuelas
brasileñas llevan su nombre.
Fuente:
Galeano, E. (2012), Los hijos de los días, Siglo Veintiuno, Buenos
Aires.
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