Por Marvin Harris
En
el gran museo mundial de formas etnográficas exóticas, al menos una sociedad ha
realizad un intento ingenioso de crear un sistema de clases lo más abierto
posible mediante reglas especiales de matrimonio y filiación. Los natchez del
bajo Mississippi estaban organizados en dos clases: gobernantes y plebeyos. Los
primeros exploradores franceses llamaron a estos últimos stinkards. Los
miembros del grupo dirigente estaban obligados a casarse con plebeyos (pero
como había más plebeyos que gobernantes, la mayoría de los plebeyos se casaban
con plebeyos). Los hijos de los miembros femeninos de la clase dirigente
heredaban la posición de sus madres, pero los hijos de los miembros masculinos
de la clase dirigente bajaban un grado con cada matrimonio. Así, un varón sol
tenía un hijo varón noble, quien a su vez tenía un hijo varón stinkard.
En cambio, los hijos de una sol seguían siendo soles; los hijos
de una noble seguían siendo nobles, etc. Este sistema se podría
comparar a una costumbre que obligara a todos los millonarios varones a casarse
con mujeres pobres; no pondría fin a la distinción entre millonarios y pobres,
pero ciertamente reduciría la distancia social entre ellos. La exogamia de la
clase dirigente natchez probablemente indica un surgimiento bastante reciente a
partir de una forma de organización no estratificada. Sin embargo, bajo otras
circunstancias, no hay ninguna razón estructural para esperar que una clase
dirigente acepte prescripciones matrimoniales exógamas que dispersan el poder.
Fuente:
Harris, M. (1983), Antropología cultural, Alianza Editorial, Madrid.
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