Por Noam Chomsky
Cuando
estaba en el college, teníamos que tomar clase de boxeo. Para practicar,
peleábamos con un amigo y, al terminar la clase, nos íbamos a casa. Nunca he
sido especialmente violento y, sin embargo, me sorprendía que después de
empujarnos un buen rato, en realidad queríamos hacernos daño, aunque se tratara
de nuestro mejor amigo. Sentíamos cómo surgía la furia y casi queríamos
matarnos.
¿Quiere decir que el deseo de matar es
innato? Tal vez este deseo surja en ciertas circunstancias, incluso si se trata
de nuestro mejor amigo; es decir, habrá circunstancias en las que predomine
este aspecto de nuestra personalidad, aunque en otras predominarán otros
aspectos. Si pretendemos crear un mundo humano, habrá que cambiar las
circunstancias.
Fuente:
Chomsky, N (1994), Pocos prósperos, muchos descontentos, Siglo XXI,
México, D.F.
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