Por Eduardo Galeano
Impulsados
por un extraordinario jugador llamado Sócrates, que era el más respetado y el
más querido, hace ya unos cuantos años, todavía en tiempos de la dictadura
militar, los jugadores brasileños conquistaron la dirección del club
Corinthians, uno de los clubes más poderosos del país.
Insólito, jamás visto: los jugadores
decidían todo, entre todos, por mayoría. Democráticamente, discutían y votaban
los métodos de trabajo, los sistemas de juego que mejor se adaptaban a cada
partido, la distribución del dinero recaudado y todo lo demás. En sus
camisetas, se leía: Democracia Corinthiana.
Al cabo de dos años, los dirigentes
desplazados recuperaron la manija y mandaron a parar. Pero mientras duró la
democracia, el Corinthians, gobernado por sus jugadores, ofreció el fútbol más
audaz y vistoso de todo el país, atrajo las mayores multitudes a los estadios y
ganó dos veces seguidas el campeonato de San Pablo.
Fuente:
Galeano, E. (2016), El cazador de historias, Siglo XXI, Ciudad de México.
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