¿Y yo por qué voy a preocuparme, pues? ¿Por
qué soy yo el único que se pasa horas probando condones en el sótano de casa?
¿Por qué soy yo el único que vive en permanente terror de la sífilis? ¿Por qué
me voy corriendo a casa, con mi pequeño ojo enrojecido, imaginando que voy a
quedarme ciego para siempre, cuando al cabo de media hora Bubbles va a estar de
rodilla comiendo pollas? ¡A casa! ¡Con mi mamá! ¡En busca de mi vaso de leche
con bizcocho, de mi camita limpia! ¡Oy,
la civilización y las contrariedades que nos procura! Babalú, háblame, háblame,
cuéntame cómo te lo hizo, cómo fue. Tengo que saberlo, y con todo detalle, con
los detalles exactos. ¿Qué me dices de las tetas? ¿Y los pezones? ¿Y los
muslos? ¿Qué hace con los muslos, Babalú, te agarra el culo con ellos, como en
los libros eróticos, o te aprieta la polla hasta que te entran ganas de aullar,
como en mis sueños? ¿Y el pelo de ahí abajo? Dime todo lo que pueda decirse del
pelo púbico y de cómo huele, no me importa haberlo oído antes. Y ¿es de veras
que se puso de rodillas, no estás
puteándome? ¿De veras que se hincó de rodillas en el suelo? ¿Y los dientes,
dónde mete los dientes? Y ¿qué hace, lame, aspira, ambas cosas a la vez? Dios del cielo, Babalú, ¿te corriste en su
boca? ¡Dios del cielo! Y ¿se lo tragó en seguida, o lo escupió, o se puso como
una fiera? ¡Dímelo! ¿Qué hizo con tu leche calentita? ¿La avisaste de que ibas
a correrte o le soltaste el cargamento por las buenas, y allá se las apañara? Y
¿quién la metió? ¿Se la metió ella, la metiste tú, o entra sola, absorbida? Y ¿dónde habíais puesto la
ropa? ¿En el sofá? ¿En el suelo? ¿Dónde,
exactamente? ¡Quiero detalles! ¡Detalles! ¡Auténticos detalles! ¿Y las bragas y
el sujetador? ¿Se los quitaste tú, se
los quitó ella? Cuando estaba ahí
abajo, mamándotela, ¿llevaba ropa? ¿Y la almohada debajo del culo, le pusiste
una almohada debajo del culo, como hay que hacer, según el manual para parejas
casadas de mis padres? ¿Qué pasó cuando te corriste en ella? ¿Se corrió ella
también? Mandel, aclárame una cosa, tengo que saberlo: ¿se corren ellas también? ¿Echan algo? ¿O no hacen más que soltar
gemidos? ¿O qué? ¿Cómo se corre ella? Voy a volverme loco, tengo que saber cómo
es.
Fuente: Roth, P. (1969), El mal de Portnoy, Random House
Mondadori, Barcelona.
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