Por Eduardo Galeano
En
la época colonial, el Cerro Rico de Potosí produjo mucha plata y muchas viudas.
Durante más de dos siglos, Europa celebró,
en estas heladas alturas de América, una ceremonia occidental y cristiana: día
tras día, noche tras noche, daba de comer carne humana a la montaña, a cambio
de la plata que le arrancaba.
De cada diez indios que entraban a la boca
de los socavones, siete no salían. El exterminio ocurrió en Bolivia, que
todavía no se llamaba así, para que en Europa fuera posible el desarrollo del
capitalismo, que tampoco se llamaba así todavía.
En nuestros días, el Cerro Rico es una
montaña hueca. Toda su plata se ha marchado lejos, sin decir adiós.
En lengua indígena, Potosí, Potojsi,
significa: truena, hace explosión, porque dice la tradición que en
tiempos lejanos el cerro tronaba cuando lo lastimaban. Ahora, vaciado, calla.
Fuente:
Galeano, E. (2004), Bocas del tiempo, Siglo XXI, México, D.F.
No hay comentarios:
Publicar un comentario