15/11/24

El sueño desvanecido

Por Ian Kershaw

Las ilusiones acerca de la Unión Soviética mantuvieron a muchos intelectuales esclavizados mucho después incluso de que se conocieran los horrores del estalinismo y se demostrara su realidad como algo irrefutable. Unos perdieron sencillamente cualquier espíritu crítico, cegados por la propaganda soviética en torno a la gloriosa nueva sociedad que estaba en proceso de creación. Dos de las lumbreras más notables del partido laborista inglés, Sidney y Beatrice Webb, publicaron en 1935 un embarazoso himno de alabanza al estalinismo titulado Soviet Russia: A New Civilisation? Estaban tan seguros de sus opiniones que cuando el libro fue reeditado dos años después, en el momento álgido de las purgas, fue eliminado del título el signo de interrogación. Otros, como el gran dramaturgo alemán Bertold Brecht, se limitaron a cerrar los ojos permanentemente a la realidad inhumana de la dictadura comunista al tiempo que se aferraban a la visión humanizada de la sociedad comunista utópica. A menudo los intelectuales sencillamente no quisieron reconocer la realidad de la Unión Soviética. No podían permitir que el sueño se desvaneciera. Con frecuencia fueron incapaces de abandonar su fe en el comunismo como una esperanza de la capacidad humana de crear un mundo mejor, incluso cuando se tuvieron pruebas evidentes de que el estalinismo desafiaba cualquier parodia que pudiera hacerse de esa fe.

Fuente: Kershaw, I. (2015), Descenso a los infiernos, Crítica, Barcelona.

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