Por Noam Chomsky
En
Grecia las tropas británicas entraron después de reiterarse los nazis.
Impusieron un régimen corrupto que provocó una renovada resistencia, e
Inglaterra, en su declive de posguerra, no fue capaz de mantener control. En
1947, Estados Unidos entró en apoyo de una guerra asesina que cobró cerca de
160 mil muertes.
Esta guerra se completó con tortura,
exilio político para decenas de millares de griegos, lo que llamamos
"campamentos de reeducación" para decenas de millares de otros, y la
destrucción de sindicatos y de cualquier posibilidad de política independiente.
Colocó a Grecia firmemente en las manos de
los inversionistas estadounidenses y de empresarios locales, mientras gran
parte de la población tuvo que emigrar para sobrevivir. Entre los beneficiarios
estaban los colaboradores nazis, mientras las víctimas primarias fueron los
trabajadores y campesinos de la resistencia antinazi, dirigida por comunistas.
Nuestra victoriosa defensa de Grecia
contra su propia población fue el modelo para la guerra de Vietnam –como Adlai
Stevenson explicó a las Naciones Unidas en 1964. Los consejeros de Reagan
usaron exactamente el mismo modelo al hablar de Centroamérica, y el patrón fue
seguido en muchos otros lugares.
Fuente:
Chomsky, N (1994), Lo que realmente quiere el tío sam, Siglo XXI, México, D.F.
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