Por Agustín Pániker
Entre
1864 y 1953, [Camboya] … fue una colonia francesa, hasta que el rey Sihanouk
negoció la independencia. Sihanouk halló en el budismo una vía media entre el
comunismo vietnamita y el capitalismo tailandés, pero fue depuesto en 1970 por
un golpe militar auspiciado por los Estados Unidos. En 1975 entraron en escena
los "jemeres rojos" de Pol Pot. Camboya pasó por una fase nefasta de
su historia. Los "jemeres rojos" consideraron que el budismo era
extranjero, parasitario y antipatriota, de modo que llevaron a cabo una de las
más terroríficas persecuciones que el budismo –o cualquier religión– haya
conocido. Unos 60.000 monjes fueron eliminados y muchos miles forzados a
exiliarse o llevados a "campos de reeducación". Los templos y
monasterios fueron destruidos. Irónicamente, la intervención vietnamita
(enemigos tradicionales de los jemeres) supuso un cierto alivio para el Samgha
camboyano. Con la salida de los vietnamitas, el gobierno decretó a principios
de los 1990s que el budismo sería de nuevo la religión del Estado y volvió a
nombrar un sangha-raja (llamado sangh-rash en Camboya). Los
monasterios fueron reparados y la estructura monástica reconstruida. Destaca el
papel del carismático monje Maha Ghosananda, un sangh-rash clave en la
transición posterior al régimen de Pol Pot.
Fuente:
Pániker, A. (2018), Las tres joyas, Kairós, Barcelona.
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