Por Eduardo Galeano
1969
San
Salvador y Tegucigalpa
Dos
turbulentos partidos de fútbol disputan Honduras y El Salvador. Las ambulancias
se llevan muertos y heridos de las tribunas, mientras los hinchas continúan en
la calle las grescas del estadio.
En seguida rompen relaciones los dos países.
En Tegucigalpa, los parabrisas de los autos lucen calcomanías que aconsejan: Hondureño:
toma un leño, mata un salvadoreño. En San Salvador, los diarios exhortan al
ejército a invadir Honduras para propinar una lección a esos bárbaros.
Honduras expulsa a los campesinos salvadoreños, aunque muchos de ellos ni
siquiera saben que son extranjeros y jamás han visto un documento de identidad.
El gobierno de Honduras llama Reforma Agraria al desalojo de los salvadoreños,
obligados a emigrar con lo puesto, y al incendio de sus ranchos. El gobierno de
El Salvador considera espías a todos los hondureños que viven allí.
La guerra no demora en estallar. El
ejército de El Salvador penetra en Honduras y avanza ametrallando las aldeas
fronterizas.
…
La
llamada «guerra del fútbol» tiene por enemigos a dos pedazos de América
Central, jirones de la que fue, hace un siglo y medio, patria única.
Honduras, pequeño país agrario, está
dominado por los latifundistas.
El Salvador, pequeño país agrario, está
dominado por los latifundistas.
El pueblo campesino de Honduras no tiene
tierra ni trabajo.
El pueblo campesino de El Salvador no
tiene tierra ni trabajo.
En Honduras hay una dictadura militar
nacida de un golpe de Estado.
En El Salvador hay una dictadura militar
nacida de un golpe de Estado.
El general que gobierna Honduras ha sido
formado en la Escuela de las Américas, en Panamá.
El general que gobierna El Salvador ha
sido formado en la Escuela de las Américas, en Panamá.
De los Estados Unidos provienen las armas
y los asesores del dictador de Honduras.
De los Estados Unidos provienen las armas
y los asesores del dictador de El Salvador.
El dictador de Honduras acusa al dictador
de El Salvador de ser un comunista a sueldo de Fidel Castro.
El dictador de El Salvador acusa al dictador
de Honduras de ser un comunista a sueldo de Fidel Castro.
La guerra dura una semana. Mientras dura
la guerra, el pueblo de Honduras cree que su enemigo es el pueblo de El
Salvador y el pueblo de El Salvador cree que su enemigo es el pueblo de
Honduras. Ambos pueblos dejan cuatro mil muertos en los campos de batalla.
Fuente:
Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno, Madrid.
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