Guinea Ecuatorial es un pequeño país
ubicado al oeste del continente africano, entre Camerún y Gabón. Fue colonia de
Portugal hasta 1777, y de España hasta 1968, cuando consiguió la independencia.
El primer gobierno, encabezado por Francisco Macías, fue un desastre: en 1979,
cuando lo derrocó su sobrino y ministro Teodoro Obiang, unas 100 mil personas estaban
en el exilio y unas 20 mil habían sido asesinadas, en un país de apenas 300 mil
habitantes.
El gobierno de Obiang,
todavía en funciones, no ha sido mucho mejor. Se ha caracterizado por la
corrupción, por reprimir a los opositores políticos y, sobre todo, por su
incapacidad para lograr avances sociales a pesar de contar con los recursos
materiales necesarios, algo inusual en África. Hasta que comenzó la producción
petrolera, en 1991, Guinea Ecuatorial era un país pobre. Con el petróleo se
enriqueció súbitamente, pero la mayor parte de la población continúa en la
pobreza. El Estado no brinda los servicios que caracterizan a otros países con
el mismo nivel de riqueza. Un reciente informe de Human Rights Watch (“¿Maná del cielo?”) señala que:
Guinea
Ecuatorial es, por lejos, el país del mundo con la brecha más grande entre
riqueza per cápita y la posición conseguida en el Índice de Desarrollo Humano
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que mide el
desarrollo social y económico. Las importantes reservas de petróleo con que
cuenta Guinea Ecuatorial colocan al país entre aquellos con recursos
suficientes para invertir en servicios sociales, incluidos salud y educación, y
para efectivizar, de manera gradual, derechos económicos y sociales en
consonancia con sus obligaciones regionales e internacionales en materia de
derechos humanos.
Los datos del Informe sobre Desarrollo Humano 2016 del
PNUD, que señalan que Guinea Ecuatorial es el país que con más ha hecho menos,
también nos permiten asegurar que Cuba es uno de los países que con menos ha
hecho más.
El Índice de Desarrollo
Humano (IDH) es ciertamente un poderoso indicador para evaluar lo que una
nación es capaz de hacer en materia de desarrollo según su nivel de riqueza. El
IDH se compone de indicadores relacionados con la salud, la educación y el
bienestar económico. Gracias a que los valores de esos indicadores están
validados, es posible hacer comparaciones entre países. Por ejemplo, para
evaluar lo que los países pueden hacer en materia de salud de acuerdo a su
riqueza, podemos fijarnos en dos componentes del IDH: la esperanza de vida al
nacer –un indicador muy usado para estimar el nivel de salud de una sociedad–,
y el ingreso nacional bruto per cápita –un indicador muy usado para estimar la
riqueza de una sociedad. Observemos la Tabla 1 para el caso de Guinea
Ecuatorial:
Tabla
1
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||
Esperanza
de vida al nacer
(años)
|
Ingreso
nacional bruto per cápita
(PPA
en $ de 2011)
|
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Chile
|
82,0
|
21.665
|
Sudáfrica
|
57,7
|
12.087
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Guinea
Ecuatorial
|
57,9
|
21.517
|
Fuente:
PNUD, Informe sobre Desarrollo
Humano 2016.
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Sudáfrica y Guinea
Ecuatorial tienen aproximadamente la misma esperanza de vida, pero el ingreso
per cápita de Guinea Ecuatorial casi duplica el de Sudáfrica. Eso quiere decir
que Sudáfrica es capaz de hacer lo mismo que Guinea Ecuatorial en materia de salud
con la mitad de los recursos. En la Tabla 1 también vemos que Chile, que
tiene el mismo ingreso per cápita de Guinea Ecuatorial, tiene una
esperanza de vida de 82,0 años. Es decir, Chile es capaz de hacer mucho más que
Guinea Ecuatorial en materia de salud contando con los mismos recursos.
Para el caso de Cuba
veamos la Tabla 2:
Tabla 2
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||
Esperanza de vida al
nacer
(años)
|
Ingreso nacional bruto
per cápita
(PPA en $ de 2011)
|
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Costa Rica
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79,6
|
14.006
|
Cuba
|
79,6
|
7.455
|
Belice
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70,1
|
7.375
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Fuente: PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2016.
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Costa Rica y Cuba tienen
la misma esperanza de vida: 79,6 años. Pero Costa Rica tiene un ingreso per
cápita que duplica el de Cuba. Eso quiere decir que Cuba es capaz de hacer lo
mismo que Costa Rica en materia de salud con la mitad de los recursos. En la Tabla
2 también vemos que Belice tiene el mismo ingreso per cápita de Cuba, y una
esperanza de vida de 70,1 años. Es decir, Cuba es capaz de hacer mucho más que
Belice en materia de salud con los mismos recursos.
El gran rendimiento que
muestra Cuba es muy importante al menos por dos razones. (1) Se trata de un
país pobre torturado durante décadas por Estados Unidos. Su caso demuestra que
aun en penosas circunstancias es posible elevar el desarrollo humano. (2) En un
mundo con recursos limitados, en el que no es posible universalizar el estilo
de vida de la clase media porque la presión que se ejercería sobre la
naturaleza sería insoportable, es fundamental aprender a mejorar el desarrollo
humano con la menor cantidad posible de recursos materiales.
Para evitar malentendidos
–que son comunes cuando se escribe sobre Cuba–, me apresuro a aclarar que no
estoy sugiriendo que los países pobres deberían imitar el modelo político y
económico de Cuba. (Tampoco sugiero que debamos cerrar los ojos ante las
falencias de Cuba en otras áreas. En Cuba hay graves violaciones de la libertad
de expresión, asociación y reunión que es preciso denunciar.) Lo que pretendo,
simplemente, es señalar un hecho objetivo y extraer una lección. El hecho
objetivo es que los índices de salud y educación de Cuba son altos a pesar de
ser un país pobre. Y la lección: los muchos países del mundo con recursos
escasos y con servicios de salud y educación deficientes podrían aprender de la
experiencia cubana.
2 comentarios:
El caso es que los llamados defectos de Cuba son los que hacen posibles esos logros.
¿A qué defectos te refieres?
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