Chávez
En las elecciones presidenciales
latinoamericanas de los últimos años, es frecuente que se acuse de ser un
seguidor de Hugo Chávez al candidato que muestra algún interés por los más
pobres. Así las élites intentan desprestigiarlo ante la opinión pública. Si ese
candidato gana, dicen, el país será como Venezuela. Esa estrategia, que parecía
eficaz cuando la economía venezolana no marchaba mal, debe ser muy potente
ahora que la situación es trágica. En las elecciones presidenciales de Colombia
en curso, Gustavo Petro es el presunto fan de Chávez.
La paz
En Colombia ha sido usual la ausencia de
una propuesta electoral favorable a los más pobres. Al respecto, es revelador
lo que ocurrió con el partido Unión Patriótica, que abanderaba esa propuesta.
Fundado por las FARC y el Partido Comunista de Colombia en el marco de un
fallido proceso de paz durante el gobierno de Belisario Betancur, fue deshecho
violentamente: unos tres mil militantes de ese partido fueron asesinados
durante las décadas de 1980 y 1990. Ante semejante reacción, no es extraño que
las FARC continuaran con la lucha armada. Pero las guerrillas no pudieron
derrotar al Estado colombiano (ni el Estado colombiano pudo derrotar a las
guerrillas), y en su enfrentamiento con militares y paramilitares los más
débiles han sido a menudo las víctimas: indígenas, afrodescendientes,
campesinos.
El gobierno del
presidente Juan Manuel Santos, que en 2016 pidió perdón de manera oficial por
la implicación del Estado en los homicidios de los miembros de Unión Patriótica,
ha tenido éxito en su proceso de paz con las FARC. A pesar de las cuentas
pendientes, como evitar la impunidad de los mayores responsables, este proceso
de paz debe ser visto como un gran avance si reparamos en el conmovedor saldo
del conflicto armado. Las cifras cambian según la fuente, pero son
invariablemente atroces. Como ejemplo podemos tomar el recuento de crímenes de
las últimas tres décadas citado en el Informe
2016/17 de Amnistía Internacional:
Hasta
el 1 de diciembre de 2016, la Unidad de Víctimas, establecida por el gobierno,
había registrado las siguientes cifras: casi 8 millones de víctimas del
conflicto desde 1985, entre las que había unas 268.000 víctimas de homicidio,
la mayoría civiles; más de 7 millones de víctimas de desplazamiento forzado;
alrededor de 46.000 víctimas de desaparición forzada; al menos 30.000 casos de
toma de rehenes; más de 10.000 víctimas de tortura; y aproximadamente 10.800
víctimas de minas terrestres antipersonales y de artefactos explosivos no
detonados. Las fuerzas de seguridad, los paramilitares y los grupos
guerrilleros eran responsables de esos crímenes.
Petro
Se aproxima la paz y se aproxima también
la posibilidad de que las elecciones den cabida a una propuesta reformista.
Petro, que militó en el guerrilla M-19 en su juventud y va segundo en los
sondeos de intención de voto, habla de la necesidad de construir un estado del
bienestar que mejore definitivamente la suerte de los más pobres. Dice que la
economía debe dejar de depender de la exportación de petróleo e
industrializarse, y que hay que potenciar la agricultura. Es decir, habla de la
transformación económica que Colombia y toda Latinoamérica requiere, la que el
gobierno del PSUV no logró en Venezuela. En ese sentido, la propuesta de Petro
es opuesta a la de Chávez, que dependió del petróleo y de la importación de
manufacturas.
El candidato que va
primero en los sondeos, Iván Duque, representa los intereses de las élites
tradicionales. En una eventual segunda vuelta entre Duque y Petro, no debería
ser difícil la decisión para los ciudadanos que anhelan cambios, los cambios
que Colombia necesita y que los colombianos merecen.
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