Por Noam Chomsky
Creo
que la Guerra Fría ha sido mal interpretada por la izquierda y por la derecha
desde el principio. Si repasas lo sucedido realmente durante la Guerra Fría,
descubres, en mi opinión, una especie de acuerdo tácito entre la Unión
Soviética y los Estados Unidos para repartirse el gobierno del mundo. La
doctrina oficial no es completamente falsa, y merece la pena analizarla, pero
la Guerra Fría fue, en buena medida, un mecanismo por medio del cual los
Estados Unidos pudieron luchar contra el Tercer Mundo y controlar a sus aliados
en Europa y la Unión Soviética pudo mantener su poder en su propio imperio y en
sus estados satélite, apelando ambos a que el otro suponía una amenaza. Para
esto sirvió, en buena medida, la Guerra Fría. Sirvió para otras cosas, pero
ésta fue su principal función. Desde este punto de vista, la mitad de la Guerra
Fría continúa. De hecho, se ha intensificado. Los Estados Unidos todavía están
jugando este partido. La otra mitad del partido se ha suspendido, lo cual
supone todo un cambio. Pero éste no es el final de la Guerra Fría. Lo que hay
es que un equipo se ha retirado del campo, mientras que el otro sigue jugando
como siempre.
Fuente:
Chomsky, N. (1993), Crónicas de la discrepancia, Visor,
Madrid.
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