Por Noam Chomsky
La
educación es una forma de adoctrinamiento y, por tanto, lo normal es que, en
cualquier sociedad, las clases instruidas estén más adoctrinadas. Son quienes
se ven sujetos al constante flujo de propaganda que, en su mayor parte, va
dirigido a ellos porque, al ser más importantes, tienen que estar más
controlados. Además, las clases instruidas se convierten en instrumentos de
propaganda. Su función en la sociedad consiste en divulgar y desarrollar los
principios ideológicos. Por consiguiente, los interiorizan; si no lo hacen, se
les aparta a un lado y dejan de pertenecer a la elite de los privilegiados. No
es nada raro descubrir que, en cualquier sociedad, las clases instruidas son
las menos críticas con los principios básicos del sistema ideológico y que es
en aquéllas donde más enraizados están éstos.
Fuente:
Chomsky, N. (1993), Crónicas de la discrepancia, Visor,
Madrid.
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