Por Noam Chomsky
Cuando
estalló la guerra de Secesión, Emerson, que era el principal filósofo del
momento, se entusiasmó con ella porque pensaba que quebraría las estructuras
sociales y llevaría a una sociedad más libre. No es que estuviera a favor del
Norte; estaba en contra de todas las apelaciones al patriotismo. Las criticaba
y las denunciaba. Pero tenía la esperanza de que la guerra socavara las
estructuras sociales represivas. En poco tiempo se convirtió en un gran
entusiasta de la guerra. Escribió famosos poemas acerca de cómo los jóvenes de
Harvard se dirigían a morir para cumplir su deber y su servicio con la Unión.
La mayoría de los intelectuales de Concord
(Massachusetts), el principal centro intelectual del momento, se alinearon con
Emerson; estaban muy a favor de la guerra. Hawthorne fue uno de los pocos que
no lo hizo. En general, no dijo nada, pero hizo algo muy interesante: emprendió
un viaje por el Sur en los últimos días de la guerra. Estaba claro que la Unión
derrotaría al Sur. Visitó Washington. Escribió sobre Abraham Lincoln. No lo
divinizó del modo que se consideraba adecuado en aquel momento; redactó un
comentario algo crítico y algo favorable. Fue a campos de prisioneros en los
que se retenía a los soldados sudistas. Habló con ellos. Escribió un gran
artículo para el Atlantic Monthly, la principal revista intelectual de
la época.
En el artículo decía, y estoy
parafraseando, que estos jóvenes en los campos de prisioneros de sureños son
solo gente corriente que fueron llamados a la batalla en una causa que creían
que era justa. Tenemos que tratarlos con dignidad, como seres humanos
honorables. En general, ofreció una imagen muy comedida de la victoria. No
reclamaba ninguna proclamación entusiasta y triunfalista por nuestra gran
victoria y nuestros magníficos líderes. Fue crítico y circunspecto, taciturno.
El Atlantic aceptó publicar el
artículo. Pero si lo lees, está interpolado con comentarios de los editores
criticando a Hawthorne por lo que dice. No alababa a Lincoln lo suficiente y
era demasiado favorable a esos soldados sureños prisioneros.
Es un artículo humano y decente, y
Hawthorne recibió duros ataques por él. De hecho murió poco después. No sabemos
cuáles fueron las repercusiones, pero la diferencia entre él y Emerson es muy
evidente.
Fuente: Chomsky,
N. (2022), Resistencia, Pasado y Presente, Barcelona.
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