Por Philip Roth
«Mi
querida y estúpida Merry, todavía más estúpida que tu estúpido padre, ni
siquiera hacer volar edificios a bombazos sirve de ayuda. Uno está solo tanto
si hay edificios como si no. No hay ninguna protesta que formular contra la
soledad, y todos los atentados con bombas de la historia no pueden ni siquiera
mellarla. El más letal de los explosivos fabricados por el hombre no puede
afectarla. No sientas un temor reverencial por el comunismo, idiota hija mía,
sino por la soledad ordinaria, cotidiana. El 1.° de mayo puedes desfilar con tus
amigos para su mayor gloria, la superpotencia de las superpotencias, la fuerza
que las aplasta a todas. Invierte tu dinero en ello, apuesta por ello, ríndele
culto, inclínate sumisamente no ante Karl Marx, mi hija tartamudeante, enojada,
idiota, no ante Ho Chi Minh y Mao Tse-Tung, ¡sino ante la gran diosa Soledad!»
Fuente: Roth,
P. (1997), Pastoral americana, Random House Mondadori, México, D.F.
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