Mustafá Kemal nació en 1881 en Salónica
(actualmente Thesaloniki, una
ciudad griega entonces parte del Imperio otomano) en el seno de una familia
musulmana de clase media y de origen albano. Él era de piel clara y ojos
azules. Estudió en la Escuela militar y se graduó como oficial, coincidiendo
los inicios de su carrera militar con el derrumbe del Imperio
otomano.
Imagen tomada de https://bit.ly/2XoeZ9V
Durante la Primera Guerra
Mundial, Turquía había tomado partido por Austria y Alemania. Tras su derrota,
fue ocupada por los aliados (ingleses, franceses e italianos), que se
acantonaron en Constantinopla, Izmir y parte de Anatolia. Por el tratado de
Sèvres (1920) con el terminal Estado otomano, los aliados acordaron repartirse
los restos del imperio colonial turco, asignar partes de Anatolia a los
armenios y kurdos y de Jonia a los griegos y establecer controles sobre el paso
de buques por los Dardanelos. Estaba previsto que los armenios recibieran la
Anatolia nororiental, incluyendo la ciudad de Erzurum y el puerto de Trabzon,
en el mar Negro. Los griegos recuperarían, por ejemplo, la ciudad jónica de
Esmirna (Izmir, en turco). […]
Mustafá Kemal se negó a
aceptar los resultados de la derrota turca en la Primera Guerra Mundial y
rechazó el tratado de Sèvres. Estableció la nueva capital de Turquía en la
pequeña ciudad anatolia de Ankara y dirigió la guerra de independencia contra
la ocupación extranjera de lo que ahora es Turquía. En 1922, la conferencia de
Lausanne anuló la mayor parte del tratado de Sèvres y reconoció la soberanía de
Turquía y del gobierno de Ankara sobre la totalidad de su territorio actual. En
1923 se proclamó la República de Turquía. Ese mismo año, Mustafá Kemal fue
proclamado primer presidente de la República, cargo que ejerció hasta su muerte
en 1938.
Kemal era un hombre culto
e inteligente, al tanto de las ideas novedosas de su tiempo y escéptico y
despectivo respecto a la apolillada cultura islámica tradicional, a la que
culpaba del atraso de Turquía. Aunque de ideas democráticas, era también
marcadamente nacionalista y autoritario. De hecho, Kemal estableció algo así
como un sistema de partido único, el suyo, el Partido Republicano del Pueblo.
Fue sobre todo un ilustrado, decidido a transformar Turquía en un país moderno,
secular y occidentalizado, pero fuerte e independiente, que eso a lo que se
llama el «kemalismo». En efecto, llevó a cabo todo tipo de reformas políticas,
sociales y legales. Abolió la poligamia y, en general, separó completamente la
ley civil de la religiosa, lo que fue una novedad en el mundo islámico. Reformó
la legislación penal, inspirándose en el código penal italiano, y la civil,
tomando como modelo el código civil suizo.
En 1924, Mustafá Kemal
invitó al famoso filósofo y pedagogo americano John Dewey a ir a Ankara a
asesorarlo en la ambiciosa reforma educativa que estaba a punto de emprender.
Los métodos pedagógicos propugnados por Dewey desempeñaron un importante papel
en esa reforma. Las madrasas o escuelas islámicas (donde se aprendía de memoria
el Corán en árabe, una lengua que los alumnos no entendían) fueron abolidas y
sustituidas por un sistema unificado de educación, que, además, incluía también
a las mujeres. De hecho, Kemal promovió incansablemente la igualdad y bienestar
de las mujeres, algo inaudito en el mundo islámico. Igualó a mujeres y hombres
en asuntos de herencia y divorcio. En 1934 se concedió el derecho de voto a las
mujeres en Turquía, antes que en Francia, por ejemplo.
Ya a principios del siglo
XIX, el sultán reformista Mahmud II había establecido el fez como tocado
moderno en sustitución del turbante. A su vez, un siglo más tarde, Mustafá
Kemal animó a los turcos a vestirse como occidentales, promoviendo el abandono
del fez a favor del sombrero. Prohibió el uso del velo islámico de las mujeres
en los lugares públicos. También abolió las órdenes sufíes y las escuelas de
derviches. Todo el programa secularizador de Kemal, sobre todo en lo referente
a la educación, fue mal recibido en los círculos tradicionalistas, como era
previsible.
En 1928, Kemal decidió
cambiar el sistema de escritura de la lengua turca. En vez del engorroso
alfabeto árabe, que apenas representaba sus tres únicas vocales y que no estaba
adaptado a la fonología del turco, que cuenta con ocho vocales y cuyas
consonantes son muy diferentes, se introdujo un alfabeto latino bien adaptado
al turco y mucho más fácil de aprender. En pocos años, el porcentaje de turcos
capaces de leer y escribir pasó del 10 al 70%. En las mezquitas, el Corán se
leía en voz alta en árabe, sin que la gente lo entendiese. Kemal propugnó y
encargó la traducción del Corán al turco.
En 1934, el Parlamento
confirió a Mustafá Kemal el apellido honorífico de «Atatürk» (padre de los
turcos), con el que se lo conoce desde entonces. Atatürk murió en 1938, a los
57 años de edad, de cirrosis, como consecuencia de su afición al alcohol.
Quince años más tarde, sus restos fueron trasladados a un enorme mausoleo
construido al efecto en Ankara.
Fuente: Mosterín, J. (2012), El islam, Alianza Editorial, Madrid.
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