7/7/22

Gualberto Villarroel

Por Eduardo Galeano

1946

La Paz

En la cumbre, hay tres. Abajo, en la base de la montaña, hay tres millones. La montaña es de estaño y se llama Bolivia.

Los tres de la cumbre forman la Rosca minera. Simón Patiño está al centro. A un costado tiene a Carlos Aramayo; al otro, a Mauricio Hochschild. Patiño era un minero pobretón hasta que hace medio siglo una hada lo tocó con la varita mágica y lo convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. Ahora usa chaleco con cadena de oro y a su mesa sienta reyes y presidentes. Aramayo viene de la aristocracia local. Hochschild viene del avión que lo trajo. Cualquiera de los tres tiene más dinero que el Estado.

Todo lo que el estaño rinde, queda afuera. Para evitar impuestos, la sede de Patiño está en Estados Unidos, la de Aramayo en Suiza y la de Hochschild en Chile. Patiño paga a Bolivia 50 dólares al año por impuesto a la renta, Aramayo 22 y Hochschild nada.

Cada miembro de la Rosca dispone de un diario y de varios ministros y legisladores. Es tradición que el canciller reciba un salario mensual de la Patiño Mines. Pero ahora el presidente, Gualberto Villarroel, quiere obligar a la Rosca a pagar impuestos y salarios que no sean simbólicos, así que se desata una desaforada conspiración.

Imagen tomada de https://bit.ly/3yaOqYX

El presidente Villarroel no se defiende. Se abandona al destino, como si del destino se tratara.

Contra él embisten matones a sueldo, seguidos de un extraño y numeroso cortejo donde se mezclan beatas y estudiantes. Alzando antorchas, banderas negras y sábanas ensangrentadas, los amotinados invaden el palacio de gobierno, arrojan a Villarroel del balcón a la calle y lo cuelgan, desnudo, de un farol.

Además de desafiar a la Rosca, Villarroel había querido dar los mismos derechos al blanco y al indio, a la esposa y a la amante, al hijo legal y al hijo natural.

El mundo entero saluda el crimen. Los dueños de la Democracia anuncian que han liquidado a este tirano a sueldo de Hitler, que con imperdonable insolencia pretendía elevar el derrumbado precio internacional del estaño. Y en Bolivia, país que no cesa de trabajar por su propia desgracia, se celebra la caída de lo que es y la restauración de lo que era. Viven jornadas felices la Liga de Moral, la Asociación de Madres del Sacerdote, las Viudas de Guerra, la embajada de los Estados Unidos, toda la derecha, casi toda la izquierda, izquierda a la izquierda de la luna, y la Rosca.

Fuente: Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno, Madrid.

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