Por Eduardo Galeano
1946
La
Paz
…
En
la cumbre, hay tres. Abajo, en la base de la montaña, hay tres millones. La
montaña es de estaño y se llama Bolivia.
Los tres de la cumbre forman la Rosca
minera. Simón Patiño está al centro. A un costado tiene a Carlos Aramayo; al
otro, a Mauricio Hochschild. Patiño era un minero pobretón hasta que hace medio
siglo una hada lo tocó con la varita mágica y lo convirtió en uno de los
hombres más ricos del mundo. Ahora usa chaleco con cadena de oro y a su mesa
sienta reyes y presidentes. Aramayo viene de la aristocracia local. Hochschild
viene del avión que lo trajo. Cualquiera de los tres tiene más dinero que el
Estado.
Todo lo que el estaño rinde, queda afuera.
Para evitar impuestos, la sede de Patiño está en Estados Unidos, la de Aramayo
en Suiza y la de Hochschild en Chile. Patiño paga a Bolivia 50 dólares al año
por impuesto a la renta, Aramayo 22 y Hochschild nada.
Cada miembro de la Rosca dispone de un
diario y de varios ministros y legisladores. Es tradición que el canciller
reciba un salario mensual de la Patiño Mines. Pero ahora el presidente,
Gualberto Villarroel, quiere obligar a la Rosca a pagar impuestos y salarios
que no sean simbólicos, así que se desata una desaforada conspiración.
…
Imagen tomada de https://bit.ly/3yaOqYX
El
presidente Villarroel no se defiende. Se abandona al destino, como si del
destino se tratara.
Contra él embisten matones a sueldo, seguidos
de un extraño y numeroso cortejo donde se mezclan beatas y estudiantes. Alzando
antorchas, banderas negras y sábanas ensangrentadas, los amotinados invaden el
palacio de gobierno, arrojan a Villarroel del balcón a la calle y lo cuelgan,
desnudo, de un farol.
Además de desafiar a la Rosca, Villarroel
había querido dar los mismos derechos al blanco y al indio, a la esposa y a la
amante, al hijo legal y al hijo natural.
El mundo entero saluda el crimen. Los
dueños de la Democracia anuncian que han liquidado a este tirano a sueldo de
Hitler, que con imperdonable insolencia pretendía elevar el derrumbado precio
internacional del estaño. Y en Bolivia, país que no cesa de trabajar por su
propia desgracia, se celebra la caída de lo que es y la restauración de lo que
era. Viven jornadas felices la Liga de Moral, la Asociación de Madres del
Sacerdote, las Viudas de Guerra, la embajada de los Estados Unidos, toda la
derecha, casi toda la izquierda, izquierda a la izquierda de la luna, y la
Rosca.
Fuente:
Galeano, E. (1986), Memoria del fuego 3 EL SIGLO DEL VIENTO, Siglo Veintiuno, Madrid.
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